La alegría, la vitalidad, el entusiasmo y la felicidad son fruto de un ideal y no de actividades. Dicen los filósofos que la vida está en aquello que se mueve, y en cierto sentido tienen razón. Si vamos por el campo y encontramos entre los matorrales y el sendero una serpiente, decimos que está viva o muerta según se mueva al arrojarle piedras. De igual forma, nuestro ingenio literario califica metafóricamente el movimiento como vida; y así, podemos tejer frases como: agua viva, bosque animado, espacio viviente, estrellas vivas, etc. Nos hemos acostumbrado a ver en el movimiento algo activo, símbolo de vitalidad. Ahora bien, me parece que podríamos tomar este elemento como factor dominante en cada uno de nosotros. […]