Relfexiones de Scalabrini. «Discípulos de un Dios pobre, humilde, crucificado» Sí, también en nuestro exterior debemos hacer notar que somos discípulos de un Dios pobre, humilde y crucificado. Sin esto, ¿de qué serviría declararnos y jactarnos de ser cristianos? Siempre será verdad, que cualquier cosa que nosotros hagamos tendrá como motivo o el espíritu del hombre viejo o el espíritu del hombre nuevo. Si conformamos nuestro exterior con los sentimientos del primero, somos culpables; en cambio con el espíritu del segundo, todo es santo en nosotros, todo en nosotros es participación de la vida de Jesucristo, ya que Jesucristo solamente vive en nosotros mediante su espíritu (…). No basta por lo tanto obrar bien, ser honestos, vivir, como suele decirse, […]