A veces lleno la vida de argumentos, palabras, teorías, doctrinas, ideas
sobre todo. Sobre Dios, sobre mí, sobre lo que hago o lo que quiero hacer, sobre mis gentes
Pero cuando dejo el corazón desnudo, allá donde las palabras ya no saben pronunciarse, allí siguen latiendo el calor, la pasión, el desasosiego, el miedo, la dicha, el temblor
Y tú me hablas también en ese lenguaje 1. Sentir
Volvieron los setenta y dos muy contentos y dijeron: Señor, en tu nombre hasta los demonios se nos sometían. (Lc 10, 17) No quisiera quedarme apático, indiferente a todo, frío, ajeno a Ti, a los otros y a mis propias fuerzas. ¿Qué sería una vida así? Sin tormentas ni remansos de paz. […]