Jesús pasa a cada instante por tu vida, como seguirá pasando dentro de unos minutos, mañana mismo, la otra semana; incluso, el otro mes. Él quiere liberarme de la esclavitud de mi pecado, quiere que sea feliz, quiere que viva a plenitud; pero más aún, quiere darme vida, me está ofreciendo esa vida que entregó por mí. La pascua no es contemplar pasivamente las veces que Jesús pasa por mi vida, no es esperar en la puerta de mi vida a que Él vaya a pasar y saludarlo como si fuera un viejo conocido que pasa por mi casa. Jesús no es como el panadero que pasa todos los días por el vecindario, Jesús no me va a vender poquitos […]