(Mt 11,25-26) Mi Padre puso todas las cosas en mis manos, así como las ha puesto también en toda la gente sencilla. Estas cosas no eran objetos materiales, por el contrario, eran sabiduría y autoridad sobre todo lo creado. En mi tiempo, los sabios y entendidos eran los maestros de la ley y los fariseos, quienes conocían la ley de Moisés, pero me rechazaban a mí. En cambio, la gente sencilla me recibió a mí y a mi mensaje en su vida. ¿Quiénes son las personas sencillas en todas las épocas? Son quienes tienen el alma libre, no se apegan a las cosas y están abiertas a la confianza de Dios. Di gracias a mi Padre porque no mostró estás […]