“La Biblia se vuelve más y más bella en la medida en que uno la comprende.”

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Mundo Joven

El Sentido más grande de la Vida

27 de enero de 2020

El sentido más grande de la vida

Mi nombre es José Carlos Herrera, soy de Houston Texas, tengo 24 años y antes de entrar al seminario de los Misioneros de San Carlos Scalabrinianos, estas y otras preguntas se presentaron como un torbellino en mi corazón y en mi mente; ¿Qué sentido tiene mi vida? ¿Yo qué pinto en este mundo? ¿Tengo una misión encomendada? ¿Cuál es mi motivo de haber llegado a este mundo? ¿Qué quiere Dios de mí? ¿Podré ser feliz con el plan que Dios tiene para mi vida? Una vez que entraron estas preguntas dentro de mi propio corazón, se convirtieron en una pieza clave, en una prioridad que debe ser resuelta. Precisamente de esas respuestas depende el rumbo que tome mi vida, mi bien estar, y mi futuro.

Al analizar muy bien lo que en mi mente rondaba a cada momento, comprendí que la vida es una y sólo se vive una vez. Por eso es necesario tener un objetivo, objetivo que te lleve a eso tan anhelado que te hace sentir vivo, que llena de pasión hasta el punto de querer dar la vida, luchar, caer, levantarse, y entregarse por completo. Dios al crear cada alma le encomienda una misión, una misión que a la vez hará plena y feliz a la misma. Es ahí cuando cada quien, en lo más profundo de nuestro corazón, debe responder a esas preguntas hasta encontrar por qué y para qué estamos en este mundo. Después dejando toda pereza y temor, lanzarse a cumplir dicha misión y alcanzar ese ideal que llena nuestra vida de sentido y al que queremos llegar.

Es triste ver a tantas personas que pierden su vida en placeres, vanidades o cosas pequeñas, no necesariamente malas, pero sí superficiales y pasajeras. El ser humano está hecho para más, no para vivir una existencia sin metas ni sentido. No para pasar por el mundo sin dejar una huella de bondad, amor y alegría, está hecho para luchar, caer cuantas veces sean necesarias pero atreverse a levantarse, para hacer feliz a los demás. Y así no solo dejar huellas en el mundo sino en los corazones de seres queridos y la gente que lo rodea. El hombre está hecho, para lanzarse a grandes retos e ideales, para alcanzar su felicidad.

Este esfuerzo no es fácil, es más, habrá dificultades, pero vale la pena descubrir ese ideal y darlo todo por alcanzarlo, vale la pena descubrir todas las capacidades y todo el aguante que tiene uno. La vida es un regalo de Dios y como tal hay que usarla para hacer el bien, y con la libertad de dejar o no dejar huella en la historia esa decisión la tiene uno mismo.

Como en un principio lo había mencionado yo pertenezco a la congregación de Los Misioneros de San Carlos, Scalabrinianos, me da un gran placer compartir con ustedes mi experiencia como seminarista. Al principio yo me preguntaba que si en realidad este era el camino que tenía que tomar, que si estaba dispuesto a dejar todo para entregarme en cuerpo y alma a lo que me atraía desde pequeño; la vida religiosa, el saber que tal vez podría hacer lo que me gusta, ayudar a la gente y sobre todo a los más necesitados. La oportunidad me llego cuando Dios me hizo el llamado al entrar al seminario, cual su carisma es ayudar a los migrantes. Me lleno de alegría al decir que es la mejor decisión que he tomado en mi vida, lo admito que se me ha hecho un poco difícil, no es fácil dejar atrás mi familia y seres queridos. Pero gracias a Dios atreves del tiempo he podido comprender que en la vida cuando uno hace sacrificios y más si se trata para hacer el bien, Dios nunca abandona. El amor que encontrado en las amistades que me rodean, esas personas que llenan de felicidad mi vida, porque en ellas he podido ver el amor de Dios. También me he dado cuenta que la oración es un manantial de fuerzas que uno necesita para que siga adelante con cualquier compromiso que tenga ante la vida. El seminario me ha dado una bella experiencia porque aquí me he dado la oportunidad de conocerme a mí mismo, a crecer como persona, a ver más allá de mis ojos, de ver más profundamente la necesidad de gente que esté dispuesta a entregarse al servicio de Dios, para que así podamos ver el reino celestial entre nosotros. Sé que aún me falta por caminar pero con la ayuda de Dios sé que mi meta será cumplida. Esto es un poco de lo que pude compartir con ustedes muchas gracias por tomarse el tiempo de leerlo, Bendiciones.

Fuente/Autor: Juan Carlos Herrera

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