Uno de los aspectos más importantes de la vocación es el compromiso de seguir a Cristo, conociéndolo, amándolo y poniendo en práctica sus enseñanzas.
El verdadero cristiano es el que busca vivir como Jesús las veinticuatro horas del día. El seguimiento de Jesús nos exige nacer de nuevo, porque encontrar a Dios en Jesús es hacernos vulnerables al amor.
SEGUIR A CRISTO EN SU FIDELIDAD A DIOS
A Cristo se le sigue en la medida que profundizamos en sus conocimientos, el primer paso del seguimiento de Cristo consiste en preguntarnos ¿Qué es Jesucristo para mi?, esta búsqueda sincera nos lleva a la escucha atenta de su palabra. De hecho no conocemos a Jesús sino en la medida en que decidimos seguirlo.
Si queremos ser discípulos suyos debemos hacer la experiencia de “estar con Él” y permanecer con Él, de otra manera estaremos vacíos.
SEGUIR A CRISTO EN SU FIDELIDAD AL HOMBRE
De la misma manera que nos pide “estar con Él”, se nos pide seguirlo en su donación a los hermanos, es decir “ser para el otro”.
La actitud esencial de Jesús es la misericordia, el es el Buen Pastor, sus amores son la voluntad de su Padre y la dignidad de toda persona humana. Seguir a Jesús es continuar su misión de salvación. Es pasar por la tierra haciendo el bien. Porque Jesús no es sólo un modelo de vida sino la raíz de los valores que sustentan la vida.
SEGUIR A JESÚS SIGNIFICA CAMBIO
Seguir a Jesús supone una conversión, que es la acción de abandonar el pecado personal y dejar de ser cómplices del pecado social. Una conversión permanente que no termina nunca.
SEGUIR A JESÚS SIGNIFICA ESPERANZA
Finalmente, seguir a Jesús consiste en abrirnos a la esperanza. La vocación cristiana es una celebración festiva de la vida que surge del Crucificado, porque en su muerte han sido vencidas todas nuestras muertes.
Es la promesa definitiva de nuestra liberación total. La esperanza es el verdadero don de Dios y lo único que no se marchita. Es ella la que hace del seguimiento de Jesús la única aventura digna de ser vivida, porque es la única vocación capaz de llenar nuestro corazón.
¡NO TENGAN MIEDO!
La vocación a seguir a Jesús atraviesa necesariamente por la experiencia de la crisis y de la duda inquietante, es un momento de encuentro, entre Jesús y cada uno de nosotros. Toda vocación significa nacer a una vida resucitada.
Fuente/Autor: La Redacción