Esta alteración afecta en gran parte a los jóvenes: tienen amigos, experiencias y hasta orientación sexual distinta a la manifestada en casa. La otra noche en Lindavista, en una de esas funerarias improvisadas que abundan en nuestras calles, me topé con Victoria en el velorio de un antiguo profesor. Estaba sola y me invitó un café mientras ella se fumaba un cigarrillo. La charla fue muy agradable, al principio, porque tras unos minutos todo cambió: entre murmullos me platicó de la mujer sargento, la de hombros de luchador, tupidas cejas negras, peluca de rubia oxigenada y una mirada ruda. Y es que mientras manejaba sobre Calzada del Hueso, paró su auto porque vio a esta mujer parada en una esquina: […]