Virgen María de Guadalupe, Madre del verdadero Dios por quien se vive. En San Juan Diego, el más pequeño de tus hijos, tú dices hoy a los pueblos de América Latina: ¿No estoy yo aquí que soy tu Madre? ¿No estás bajo mi sombra? ¿No estás por ventura en mi regazo? Por eso nosotros, con profundo agradecimiento, reconocemos a través de los siglos todas las muestras de tu amor maternal, tu constante auxilio, compasión y defensa de los moradores de nuestras tierras, de los pobres y sencillos de corazón. Con esta certeza filial, acudimos a ti, para pedirte que, así como ayer, vuelvas a darnos a tu Divino Hijo, porque sólo en el encuentro con Él se renueva la existencia […]