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OTRA VEZ LA NAVIDAD

27 de enero de 2020

Un año más que va volando y nos acercamos a la Navidad, una época que resulta controversial, pues aunque para muchas personas es motivo de alegría, de júbilo y de esperanza, para otras es una temporada que deprime, que lastima y entristece. De acuerdo con estadísticas de la policía en el mundo, la Navidad es el día en que más suicidios ocurren durante el año, y el número de crímenes aumenta en muchos lugares.
La Navidad se vuelve una festividad familiar que nos lleva a pensar en los regalos, en los juguetes para los niños, en las sorpresas, en dar, en recibir, en fin, un tiempo para sentirnos cerca de los demás. Y en este sentimiento por dar que a veces nos embarga, no nos permite pensar en muchas consecuencias, sobre todo a nivel económico. Se llama la “cuesta de Enero” porque con los gastos decembrinos, resulta una verdadera pendiente el tratar de sobrellevar el siguiente mes.

NO ESCATIMAMOS EN GASTOS

Cuando uno va a los centros comerciales en el mes de Diciembre, parece que el país se encontrara en “jauja” pues uno ve, como dijera el célebre Quino de Mafalda, como las billeteras y los monederos padecieran de “colitis” pues una sacadera impresionante de dinero para solventar los gastos de los obsequios que deseamos hacer para los seres queridos, para los “intercambios,” para los compañeros de trabajo, para el “jefe” de la “chamba” en fin, para todos y de todo.
Sin embargo, este deseo desmedido de dar, tiene un trasfondo interesante, pues aún cuando se habla de pobreza en nuestro país, parece que en Diciembre esto se olvida, y con frases al estilo de “una vez en la vida,” “éntrale Matías que de esto no hay todos los días” y otras por el estilo, desfalcamos nuestro aguinaldo con facilidad.

JUSTICIA SOCIAL ES TAREA DE TODOS

Hablar de Justicia Social en nuestros días resulta difícil, ya que muchas veces se utiliza el término para definir solamente una postura política, sin embargo, es necesario reconocer que la justicia

social abarca una dimensión más grande: nos envuelve a todos en lo que concierne a que cada quien tenga lo que merece por la dignidad de hijo o hija de Dios, que cada uno tenemos.
La justicia social comienza cuando reconozco que todos tenemos el derecho de compartir los bienes, y de disfrutar de las cosas. Y no quiero entrar en muchos detalles de opresión o de injusticia a grandes escalas sino que me gustaría en este artículo poder reflexionar sobre dónde y cómo la justicia social nos envuelve a todos.
El punto central de este artículo quiero enfocarlo sobre el abuso que a veces hacemos de las cosas y de la naturaleza y que sabemos que perjudica a los demás, pero que de alguna manera esto no nos impide el seguir haciéndolo.

LA ECOLOGÍA Y EL DERECHO DE COMPARTIR LA NATURALEZA

Para todos es sabido que en estas fechas cercanas a la Navidad, hay una tala desmesurada de árboles, unos con la idea de convertirse en “arbolitos de Navidad” y otros con la idea de volverse “artículos de madera” para ornato. Muchas compañías lo hacen de forma legal y controlada; pero otras lo hacen sin ninguna consideración. Y las personas en su afán de tener un “pinito fresco” para adornar sus casas y buscando los mejores precios, tienen que recurrir a la búsqueda de arbolitos más baratos. Otros irán más radicales a cortar sus propios árboles. Tristemente como en la mayoría de los casos, estos últimos son los que a veces las autoridades persiguen con más energía que a los otros que en mayor cantidad también actúan fuera de la ley.
Ejemplos podríamos citar muchos más, pero basta ver cómo utilizamos el agua, la energía eléctrica, la energía de los teléfonos celulares para descubrir el abuso que hacemos de muchas cosas y las consecuencias que esto tiene. Y es que en el fondo tenemos la idea optimista de que las cosas son eternas y de que los recursos naturales son inextinguibles, pero es momento de detenernos a pensar que tal vez esta Navidad podemos compartir con otros la naturaleza y de ahorrar para otros los recursos que ahora tenemos. Además de los regalos materiales que podemos hacer a los niños, podríamos añadir la idea de dejarles un mundo mejor con más recursos.

CONSUMIR, CONSUMIR Y CONSUMIR

Y obviamente, donde más se manifiesta a veces la desigualdad social es en el poder adquisitivo de las personas. Esta Navidad para algunos se vuelve un derroche de dinero en obsequios, detalles, regalitos; mientras que para muchos, en el afán de compartir algo con los demás, se vuelve a gastar el dinero que normalmente se tiene para subsistir. Estos últimos tendrán que hacer opciones entre comer o comprar algo.
Y ni que hablar de los niños que mientras que unos tendrán obsequios en abundancia, otros apenas y tendrán para comer en estos días.
Esta diferencia es la que a veces ocasiona que la Navidad no sea una temporada feliz para muchas personas, y es que mientras que el sentido más profundo de la Navidad sea absorbido por el consumismo y el derroche, las personas batallamos más para encontrar alegría y esperanza en esta época.

LA NAVIDAD, TIEMPO DE ESPERANZA

El sentido profundo de la Navidad es el Nacimiento de Jesús, el Hijo de Dios que vino para enseñarnos el Amor de Dios y la Bondad. Predicó la Misericordia, infundió en muchos la Esperanza y pasó por su vida haciendo el Bien. Ojalá que en la Navidad, nosotros recordáramos estos aspectos de Jesús y tratáramos de hacerlos vida.
Esta imitación de los aspectos de Jesús traerían de por sí una mejora en las relaciones humanas y favorecerían la construcción de un mundo mejor.
Mientras la Navidad se aleje de estos principios, y se vuelva una época de abuso de la naturaleza, de relaciones muy superficiales basadas en los obsequios que se reciben, más que en la naturaleza misma de las personas, mientras continuemos creyendo que las personas nos quieren por lo que damos y no por lo que somos, la Navidad seguirá siendo una temporada de mucho sufrimiento, de desesperanza, de tristeza, de melancolía, de solitariedad, pues mientras menos tenemos para compartir, y mientras las personas nos sigan valorando por esto, estaremos cada vez más solos.
Por último, será muy triste descubrir que esta Navidad continuarán los conflictos bélicos que se suspenden con “ceses al fuego” el día de Navidad pero continúan con mayor fiereza al día siguiente.
Desafortunadamente muchos niños y niñas seguirán vagando por nuestras calles buscando qué comer, muchos de ellos entre la basura o esperando que el sentimiento de la Navidad mueva algún corazón para que les favorezcan con alguna “caridad” para seguir adelante.
Ojalá que aprovechemos este tiempo de Navidad para comenzar a buscar la paz y la reconciliación en las relaciones interpersonales, para buscar a aquellos de los que nos hemos alejado, para practicar la caridad con los más necesitados, que muchas veces están dentro de nuestras propias casas, que tomemos un tiempo para pensar que podemos obsequiar un poco más de tiempo a nuestros seres queridos, de compartir con ellos sus alegrías y sus tristezas, de acercarnos a los que se sienten solos y abandonados, para transmitir esperanza y entusiasmo a aquellos que se sienten abrumados por la melancolía, el desánimo y que sienten ahogarse en medio de tanta euforia.
Haciendo viva la presencia de Jesús en nuestros hogares y en nuestra vida, podemos llevar esta luz a los demás, y quien sabe, tal vez todos podamos ver la Estrella de Esperanza y quizá nos animemos a acercarnos para adorar al Hijo de Dios que quiso hacerse hombre y vivir en medio de nosotros.

Y tú, JSF, ¿qué opinas al respecto? Deja aquí abajo tu reflexión o mensaje de Navidad.

Fuente/Autor: Padre Chan, c.s.

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