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La región a donde la prosperidad americana ha llegado con décadas de retraso es escenario de una de la batallas más intensas libradas por Hillary Clinton y Barack Obama.
Miércoles 27 de febrero de 2008
HIDALGO, Texas
A unos kilómetros de Tamaulipas, alineados en el Valle del Río Grande, se encuentran los condados más pobres de Estados Unidos, una región adonde la prosperidad americana ha llegado con décadas de retraso. Es también escenario de una de la batallas más intensas libradas por Hillary Clinton y Barack Obama, que se disputan el voto latino (o mexicanoestadounidense) con mensajes en español transmitidos por La Lupita, una estación radiofónica que escuchan los habitantes de pueblos llamados San Juan, San Benito, Rancho Viejo y La Feria.
Los habitantes de esas comunidades donde McDonalds pelea el reino de la comida rápida con Taco Palenque, una cadena de comida mexicana que sirve las mejores fajitas de la región, salieron de un largo olvido para convertirse en el botín electoral más buscado en estos días: En cuatro condados habita un millón de personas y más de una tercera parte de ellas son mexicanoestadounidenses descendientes de abuelos nacidos en México. Todos son ciudadanos estadounidenses y en estos días los ojos del resto del país los observan con una atención inusual porque sus votos, antes desdeñados, han cobrado súbita importancia en la lucha por la nominación demócrata en la que Texas podría emerger como el gran elector.
Los pueblitos dispersos en los condados de Hidalgo (nombrado así por el cura libertador de México), Cameron, Estrella y Willacy llevan nombres castellanos y guardan muchas similitudes con México: 90% de sus habitantes son de origen mexicano y como allá, aquí también hay elevados índices de desempleo.
En Hidalgo, un condado de 700 mil habitantes, 50% de los niños viven en la pobreza y una tercera parte de las familias se ubican debajo de la línea económica que en este país de estadísticas separa a quienes viven el sueño americano de quienes no tienen sueños y sobreviven día con día.
Pero con la definición de la candidatura demócrata en punto muerto, todos los pueblos de Texas tienen importancia. Esa es la razón de que Hillary Clinton y Barack Obama han inundado la televisión y la radio de estos pueblos de moteles y hoteles sin estrellas con mensajes que se transmiten entre programas mexicanos y canciones de Juan Gabriel y Vicente Fernández.
Ambos candidatos han visitado los condados más de tres veces en las últimas dos semanas y también han venido a hacer campaña sus aliados políticos.
Chelsea Clinton estuvo el viernes en McAllen en una reunión con jóvenes, John Kerry vino el mismo día y este martes llegó a Bronwsville Caroline Kennedy, la hija del Presidente John F. Kennedy. Los Clinton, Bill y Hillary, se preparan para venir a Texas esta semana, a siete días de las primarias del 4 de marzo, y la campaña de Obama prepara una visita fugaz del candidato, el fin de semana.
Esta región históricamente olvidada de Estados Unidos vive un romance con los Clinton hace muchos años, recuerda el profesor Jerry Pollinard, especialista en estudios latinoamericanos de la Universidad Panamericana de Texas, un campus cuyos viejos edificios y jardines descuidados recuerdan a la UNAM.
El 90% de los estudiantes son de origen mexicano.
Pollinard tiene un escritorio desordenado y junto a su silla hay un Bushoquio, un muñeco de plástico con una nariz enorme. Dice que los lazos entre los Clinton y esta parte de Texas tiene motivos sentimentales más que políticos.
Ningún presidente había visitado esta región y los Clinton lo hicieron con frecuencia, así que hay quienes recuerdan esos tiempos con nostalgia, explica el profesor universitario. No es que el presidente Clinton haya hecho algo extraordinario por ayudarlos, nunca fueron sus aliados políticos, pero los habitantes de estos condados no olvidan que él tuvo en cuenta a este rincón olvidado de Estados Unidos.
Fuente/Autor: Wilbert Torre – El Universal