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10º aniversario de la presencia papal

27 de enero de 2020

Que Cuba se abra al mundo y el mundo se abra a Cuba

Se cumplieron diez años de la histórica visita del Papa Juan Pablo II. El Cardenal Tarcisio Bertone, Secretario de Estado de El Vaticano, estuvo en la isla para conmemorar el acontecimiento y urgió libertad para que la Iglesia en esa nación realice su misión pastoral

El contexto

La Asamblea Nacional de Cuba nombró presidente a Raúl Castro el pasado domingo, en sustitución de su hermano Fidel, quien se apartó del cargo ejecutivo debido a su precaria salud y tras casi medio siglo en el poder. Ante esta situación, la Iglesia cubana espera «medidas trascendentes» del nuevo gobierno.

En un comunicado difundido en La Habana, la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba anuncia que hace oración para que la Asamblea Nacional, el Consejo de Estado y su presidente lleven adelante, «con decisión, esas medidas que sabemos deben ser progresivas».

Los prelados confían en que dichas acciones «satisfagan desde ahora las ansias e inquietudes expresadas por los cubanos».

La Iglesia Católica se refiere al llamado de «las más altas autoridades» a la población, en septiembre y octubre de 2007, para debatir «los problemas más urgentes de toda índole» que afectan al pueblo. «El llamado instaba a que esto se hiciera con claridad y valentía», agrega la Iglesia.

Después de que el líder cubano delegó provisionalmente sus cargos en julio de 2006 en su hermano Raúl –recuerdan los Obispos– pidieron a Dios «que nada perturbara el bien superior de la paz»,; voto que renuevan.

Señalan, además, que la designación de Raúl Castro y la visita que hizo a la isla en estos días el Secretario de Estado de El Vaticano, Cardenal Tarcisio Bertone, revisten «un carácter de excepcionalidad».

Homilía del Cardenal Bertone en la Misa en la Catedral de La Habana (extracto)

La isla desde El Vaticano

Queridos hermanos y hermanas: demos gracias a Dios porque la realidad de la Iglesia en Cuba, a través de los siglos, ha sido una presencia beneficiosa, marcada por una intensa acción educativa, de promoción humana y de respeto a la vida de toda persona. Ella, fiel a las enseñanzas de Cristo, aspira a estar cada vez más presente y activa en medio de la sociedad con las modalidades propias del mundo actual, llevando a cabo al mismo tiempo su apremiante misión de enseñar, sanar, asistir al pobre y promover la dignidad de todos los seres humanos en su dignidad, ya sean marginados, desplazados o encarcelados.
En este sentido, quiero recordar con gozo el trabajo que Cáritas Cubana realiza en favor de los ancianos, y sus esfuerzos por llegar hasta sus hogares y atenderlos, así como su afán por ayudar a las personas enfermas, solas o necesitadas. Todo ello es posible gracias a la cooperación de muchos voluntarios que, en los diez años desde que el Papa [Juan Pablo II] visitara Cuba, han ido creciendo en número, generosidad y compromiso solidario. La caridad cristiana y eclesial tiene también en Cuba algunas manifestaciones en la educación de niños y jóvenes con dificultades escolares, y se abriga la esperanza de que se pueda ensanchar sin reservas este importante campo de su misión.

Antes del Papa

En 2003, el Cardenal Juan Sandoval Íñiguez estuvo en Cuba; comenta su percepción de la Iglesia Católica en la isla

El Cardenal Juan Sandoval, Arzobispo de Guadalajara, recuerda que ha visitado Cuba en tres ocasiones; la primera fue hace diez años, cuando el Papa Juan Pablo II estuvo en la isla: «Fuimos varios obispos de México a esa visita, y después estuve dos veces, para ayudar en la instalación de un convento de las religiosas del Santísimo Salvador de Santa Brígida, cosa que se logró, pues actualmente el convento funciona en el centro de la ciudad de La Habana y brinda un importante servicio, sobre todo a la gente necesitada, la gente pobre».

Sobre la situación de la Iglesia en Cuba, el pastor tapatío comenta: «En un principio fue muy
drástica, muy dura; fue una persecución indirecta pero muy eficaz, de tal manera que obligó a la gente, sobre todo a los jóvenes, a alejarse de la Iglesia, porque de otro modo no les permitían estudiar ni les daban trabajo o su ración mensual de comida; es decir, les negaban toda ayuda. Por eso, la fe que se transmitió fue por medio de las abuelas y de la familia, en las casas. Iban a Misa los ancianos, gente que no tenía nada qué ganar o qué perder. Por toda esta situación es común tener conocimiento de que muchos cubanos no están bautizados.

»La visita del Papa significó un despertar de la gente, un llamado de atención a la fe, para despertar lo que estaba durmiendo en aquella nación por más de cuarenta años».

Después de Juan Pablo II
Se ha avanzado en cuestiones de fe

Entrevista con Fray Samuel Franco, OFM, sacerdote mexicano, Superior de la Orden Franciscana en Cuba y guardián del Convento de los Remedios, en Villa Clara, Cuba.
Juan Pablo II, el Papa viajero, fue un hombre que dejó huella a su paso por los lugares que visitó, y Cuba no es la excepción. Fray Samuel refiere: «El cambio ha sido paulatino, aprovechando también todos los discursos que él nos dejó con una doctrina muy profunda, con sugerencias muy directas, con orientaciones muy sabias. En estos diez años, la Iglesia ha asumido el protagonismo que debe tener.

»Naturalmente, el gobierno tiene sus normas y criterios; como Iglesia tenemos que buscar un diálogo constante, pero creo que se ha avanzado. Se ha conseguido bastante en el sentido de buscar el bien del pueblo; para que la Iglesia cumpla con la misión que Cristo le dejó, de ser testigo de la verdad, de ofrecer la vida, de entregarla al pueblo, en este caso cubano; ver por sus necesidades, desde su situación. Ha habido progreso, pero todavía queda mucho por delante, porque como dice la canción, “se hace camino al andar”».
A diez años del viaje apostólico de Juan Pablo II a Cuba, la presencia del ahora Papa Benedicto XVI, representado en el Secretario de Estado de El Vaticano, Cardenal Tarsicio Bertone, ha traído nuevos ánimos: «La visita del Cardenal Bertone ha venido a “soplar en el brasero”, por decirlo de alguna manera. Ha venido a reencender el fuego y a motivarnos para continuar luchando por ser protagonistas, a no esperar que otros nos hagan las cosas ni ser pesimistas y decir que no se puede», comenta el sacerdote.

Respecto a las dificultades para ejercer el ministerio en Cuba, el franciscano responde: «Ordinariamente no tenemos obstáculo para ejercerlo en las iglesias, pero en cuanto a la labor educativa, por ejemplo, es un poco más difícil. También lo es la catequesis o la visita a los enfermos fuera de las iglesias; estar con los presos de diferentes índoles o acompañar a sus familiares.

»El hecho de que uno se confiese católico ya no tiene una repercusión directamente negativa del gobierno; podemos decir que hay un entendimiento creciente, pero no rápido.
»De los cambios en el gobierno, esperamos que constituyan una coyuntura favorable para el bien común del pueblo».

Fray Samuel Franco, fue Guardián de la Basílica y Convento de Zapopan, así como Provincial de esta jurisdicción franciscana.

En video

Cuba cuenta apenas con un beato, Fray José López Piteira, un diácono agustino nacido en Arroyo Blanco, Camagüey, el 2 de febrero de 1912, de padres inmigrantes españoles. Fue beatificado el 28 de octubre de 2007 por el Papa Benedicto XVI, quien lo elevó los altares junto con otros 497 mártires de la Guerra Civil Española, en la beatificación más grande de mártires de la historia.

El panorama está por cambiar, pues Cuba podría tener su segundo beato en noviembre, ya que en enero pasado la Arquidiócesis de Camagüey dio a conocer que el Venerable José Olallo Valdés, religioso de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, podría convertirse en el segundo cubano en ser beatificado.
Lo invitamos a conocer la vida de este personaje.

Fuente/Autor: Sonia Gabriela Ceja Ramírez Semanario de Guadalajara

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