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¡A VOLAR, JÓVENES!

27 de enero de 2020

El popular “mimo” de México, Cantinflas, hizo una película que se llamó “¡A Volar Joven!” que tiene que ver con la expresión en español de “mandar a volar” y que también tenía que ver con el hecho de volar porque trata sobre la Fuerza Aérea; de aquí he querido tomar el título de este artículo sin la connotación de “mandar a los jóvenes a volar” como una manera de deshacerse de ellos y ellas, sino con el imperativo de invitarlos a extender sus alas y volar.

Alfonso Lara Castilla en su popular libro “La Búsqueda” se refiere a un águila que nació en un gallinero y que es invitada por el granjero para volar a donde las águilas pertenecen, al cielo arriba de las montañas, y luego nos descubre el vuelo de esta águila en busca de su libertad y de su realización.

Joe Cocker & Jennifer Warner interpretan una bella melodía en inglés llamada “Up Where We Belong” que se puede traducir como “Arriba, A Donde Pertenecemos” en la que nos hablan de que debemos llegar a la parte más alta en la vida a donde realmente pertenecemos.

LAS ÁGUILAS SON UN EJEMPLO

Creo que los animales nos enseñan muchas cosas, y cada que tenemos oportunidad de reflexionar en sus comportamientos y actitudes, los seres humanos podríamos aprender mucho de ellos, solamente que en nuestra preocupación por sentirnos los seres superiores de la creación, nos olvidamos de aprender.

Las águilas, como muchos otros animales, tienen la necesidad de asumir su naturaleza para poder responder mejor a su entorno y cubrir sus necesidades. Así como la “mamá pata” empuja a sus pequeños al agua para nadar, las águilas “empujan” a sus crías a volar.

Esto lo hacen con el fin de ayudar a sus crías a adaptarse a su entorno y descubrir su naturaleza. Los seres humanos tardamos más en adaptarnos a nuestro entorno y muchas veces necesitamos de estos “empujoncitos” para asumir nuestra naturaleza y responder mejor a aquello a lo hemos sido llamados: nuestra realización.

EL MIEDO: NUESTRO PRINCIPAL OBSTÁCULO

Uno de los principales obstáculos contra los que tenemos que luchar, es el miedo, ya hemos dedicado en este folleto un tema completo sobre los miedos que nos paralizan, por ello no quiero entrar mucho en este punto, solamente decir que el miedo no nos permite avanzar y nos frena.

Es el miedo a “despegar” los pies y lanzarnos a volar. Es el miedo a “dejar la orilla” para adentrarnos en el mar, pero como se ha señalado anteriormente, no se llega al otro lado del mar sin perder el miedo a dejar la orilla. Es el miedo a “aventarnos,” el que nos impide ser arriesgados, audaces y nos mantiene en lo confiable, en lo seguro, en lo que no nos cuesta trabajo.

No quiero decir que no hay que pensar bien las cosas, ni que hay que aventarse “a lo borras”, sino que hay un momento en nuestra vida en el que tenemos que dar el paso hacia el frente, y este momento en el que la vida nos impele a hacer esta decisión se vuelve imperativo en el momento en el que no hay marcha atrás.

Este momento marca la diferencia en nuestras vidas y nos permite alcanzar la plenitud de nuestra realización.

LAS DIFICULTADES: OTRO OBSTÁCULO

Las dificultades tienen en nuestra vida una doble función: por un lado, nos ayudan a superarnos, a caminar hacia el frente y sacar lo mejor de nosotros. Por otra parte, las dificultades también nos frenan y nos hacen “meter reversa,” nos desaniman, nos asustan y nos desestabilizan.

La cuestión es que no las podemos evitar, son parte de nuestra vida y el asunto sería mirarlas como retos a superar, y como alicientes para seguir caminando.

Sabiendo que en la vida no todo es perfección, ni dulzura, es necesario saber afrontar aquello que se nos pone enfrente y que en muchas ocasiones no nos deja caminar. Es necesario detenernos por un momento, tomar un respiro y ver con claridad qué es aquello que no nos deja seguir, que nos impide volar.

Siguiendo con el ejemplo de las águilas, a veces no tenemos en las alas la fuerza suficiente para emprender el vuelo, o las alas no han “madurado” lo necesario para sostenernos en nuestro vuelo; distinguir esto es el principio de la sabiduría y nos evitaría caídas muy dolorosas. Es necesario reflexionar, meditar y orar para reconocer nuestro potencial.
Pero ¡cuidado! El miedo es a veces “traidor” y se mete en las dificultades, haciéndonos “ver moros con tranchete” e impidiéndonos ver con claridad nuestras potencialidades y cualidades.

EL CONFORMISMO, OTRO OBSTÁCULO QUE HAY QUE SALTAR

Si hubiera que hacer una lista de los obstáculos y referirnos a ellos de forma personalizada, el conformismo sería otro de los “incómodos” de la familia. Éste es otro “maestro del disfraz” pues sabe como entrar en nuestra vida de una forma tan sutil que pasa desapercibido.

Se disfraza de prudencia y hasta nos hace creer que no aventarnos a volar es una cualidad. Se disfraza de seguridad y nos detiene en nuestro deseo por alcanzar la cima; se disfraza de comodidad y nos impide ver más allá de nuestra nariz.

Lara Castilla habla en su libro que hay una diferencia entre las águilas y las gallinas (con todo respeto para estos animales) y la diferencia va más allá de la connotación negativa que la palabra “gallina” tiene relacionada con el miedo.

Quiero usar este ejemplo pensando en águilas nacidas en el gallinero, para las que la reja del gallinero se vuelve su mundo, el cual es difícil de dejar. Hay gallinas que volando del techo del gallinero al suelo creen haber alcanzado lo mejor, y es válido porque esta es su naturaleza; sin embargo esto no aplica para las águilas.

La naturaleza es diferente, las águilas están hechas para las alturas. Esa es la diferencia. Sin embargo, aún las gallinas que hacen pequeños vuelos, tienen que perder el miedo a volar. Hay que despegar los pies y lanzarse.

¡A VOLAR JÓVENES!

Esa es la invitación que queremos hacerles en este folleto: A Volar. En este tiempo de verano, tiempo de muchas decisiones, una buena parte de jóvenes están terminando o la preparatoria, o la universidad y en muchas ocasiones no tienen claro a dónde quieren ir y hasta dónde quieren volar. Hay muchos sueños, muchas metas y muchos planes, y desafortunadamente para muchos de estos jóvenes y estas jóvenes, los sueños quedan ahí. En algunos casos porque las circunstancias de vida nos empujan a enfrentar otro tipo de decisiones; pero en muchos casos, tristemente dicho, porque no hay la motivación interna para volar.

En muchos casos, porque aún sintiendo en el interior que estamos hechos para las alturas, nos ha dado miedo volar y hemos preferido la comodidad del gallinero, donde todo parece ser más seguro y más cómodo.

Lo más triste de este asunto es que después, al ver pasar las águilas volando en el cielo, vienen los sentimientos de desilusión, de envidia, de inconformidad que conducen a otras salidas.

Hemos nacido para volar, estamos hechos para emprender el vuelo y buscar ideales más altos y que nos den una mejor perspectiva del mundo, eso es lo que nos dará nuestra realización. Hemos sido llamados para corresponder al Plan de Dios en nuestra vida, esto significa volar. Al hacer esto, es decir, al corresponder al llamado de Dios, estaremos volando con la naturaleza de las águilas. A ese cielo es al que Jesús nos invita, al cielo de nuestra realización donde el Plan de Dios encuentra su cumplimiento.

A ese tipo de vuelo queremos invitarlos jóvenes, a despegar hacia ideales altos y profundos en medio de cielos de gallinero que hay en nuestras sociedades. ¡No tengan miedo, queridos jóvenes, anímense a volar!… De una cosa pueden estar seguros y seguras… No se arrepentirán.

Fuente/Autor: Padre Chan, CS

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