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Sínodo de los Obispos

27 de enero de 2020

El cardenal Wuerl redacta un informe

Se presenta el balance de la primera parte del Sínodo de los obispos que se celebra en Roma

Ayer jueves tuvo lugar en la Oficina de prensa de la Santa Sede una Conferencia de prensa de los presidentes delegados del Sínodo para informar de los trabajos de la Asamblea sinodal. Entre los puntos fundamentales del informe, presentado por el cardenal Wuerl, están la necesidad de aprender el lenguaje de los nuevos medios de comunicación y la llamada universal a la santidad.

El cardenal y arzobispo de Washington, S.E.R. Donald Wuerl, ha presentado un informe sobre las más de 300 intervenciones de los primeros días del Sínodo. En la rueda de prensa han intervenido el cardenal John Tong Hon, Obispo de Hong Kong (China); el Cardenal Francisco Robles Ortega, Arzobispo de Guadalajara (México); el Cardenal Laurent Monsengwo Pasinya, Arzobispo de Kinshasa (Congo); monseñor Ján Babjak, Arzobispo Metropolita di Prešov para los católicos de rito bizantino.

Los Prelados han hecho un balance de esta primera parte del Sínodo sobre la Nueva evangelización y han trazado los límites, el contexto y el material sobre el cual ahora los padres sinodales, tras las discusiones generales en Aula del Sínodo, se disponen a tratar y evaluar en grupos lingüísticos, en los llamados Círculos menores. Círculos menores reunidos ya a partir de hoy, mañana y tarde, para elaborar la lista de «preposiciones» y el borrador del «Mensaje Final» del Sínodo.

«La nueva evangelización no es un programa temporal, sino una manera de ver el futuro de la Iglesia y de vernos todos comprometidos en la renovación de la fe, porque el anuncio del Evangelio es la misión primordial de la Iglesia». Así se expresó ayer tarde, en presencia del Papa, el Cardenal estadounidense, Wuerl Donarl, ponente general de la Asamblea sinodal, presentando el «Informe después de la discusiones generales», y que contiene los temas más importantes del Sínodo, útiles para la preparación de los documentos finales.

«Hoy especialmente -señaló el Arzobispo de Washington-, el ministerio de la Iglesia se encuentra en una fase de revisión de su manera de llevar la Palabra de Dios en un contexto nuevo, globalizado, lleno de retos y donde hay una gran ignorancia de la fe, especialmente en los países de antigua tradición cristiana». En la práctica, el relator general del Sínodo destacó que lo que necesitamos es una «renovación espiritual que la Iglesia debe proclamar y aplicar».

El Cardenal Wuerl recordó todos los problemas más acuciantes del Sínodo: el diálogo interreligioso, especialmente con el mundo musulmán; la violencia y la reducción de la libertad religiosa; el compromiso ecuménico; los medios de comunicación, que requieren un nuevo lenguaje y una nueva forma de comunicación en la Iglesia.

Grande es el desafío que plantea la nueva evangelización en el contexto de la cultura y por lo tanto en la relación entre persona-comunidad-sociedad. Por ello, un gran aporte puede provenir del «Atrio de los Gentiles», así como de las obras de justicia social y de caridad de la Iglesia con los pobres y los que sufren.

A continuación, el Cardenal Wuerl indicó algunos «instrumentos» válidos para un nuevo anuncio del Evangelio: las parroquias, las pequeñas comunidades, las escuelas, las universidades, las peregrinaciones, los catequistas. Pero es sobre todo el matrimonio, la familia, la Iglesia doméstica, dijo el cardenal Wuerl, la institución que logra transmitir la fe en las situaciones más difíciles, a formar a la persona humana, que hoy tiene necesidad de apoyo en un mundo secularizado.

El Cardenal Wuerl dedicó un amplio espacio a los sacerdotes y consagrados insustituibles para la nueva evangelización en una época donde escasea las vocaciones. Pero recordó igualmente la necesidad de integrar a los laicos a todos los niveles en la organización de la iglesia local, ya que todos los católicos deben convocar a la gente a la práctica de la fe.

El informe del Cardenal Wuerl contiene 14 preguntas, a las que tendrán que responder los Padres sinodales, preparando así el terreno para la elaboración de los documentos finales de la Asamblea sinodal. «Ahora que la Iglesia es consciente de sus dificultades, tensiones, preocupaciones, pecados y su debilidad humana -acabó diciendo el purpurado-, es hora de mirar un nuevo Pentecostés, para vivir la Palabra de Dios y compartirla con alegría».

Fuente/Autor: Vatican.va

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