“La Biblia se vuelve más y más bella en la medida en que uno la comprende.”

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SCALABRINI SOBRE LA IGLESIA
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Scalabrini

PENSAMIENTOS DE SCALABRINI SOBRE LA IGLESIA

27 de enero de 2020

«La Iglesia es la extensión de la Encarnación a lo largo de los siglos».

Bien se dijo que la Iglesia no es más que la extensión moral de la Encarnación en el transcurso de los siglos. Y ya que en Cristo la humanidad y la divinidad, si bien distintas, están íntimamente unidas e inseparables, así la Iglesia, que lo representa, continúa su obra, produce sus mismos efectos sobrehumanos, es al mismo tiempo divina y humana. Más claramente: la Iglesia, que mirada en su fin es una sociedad espiritual, encaminada a la santificación y salud eterna de las almas, tiene empero también una parte material visible y externa, principalmente en razón de los miembros que la componen, los hombres, que no son puros espíritus, sino seres de alma y cuerpo. Y como la misión salvadora del Hombre-Dios, si bien dedicada al rescate y a la salud de las almas, fue bajo las formas corpóreas y sensibles de la encarnación, predicación, pasión, muerte, resurrección, así El quiso ligar a formas materiales y sensibles los actos de su Religión y los medios ordinarios de santificación: culto, magisterio, Sacramentos. Por lo tanto, en esta sociedad religiosa se divisa una parte espiritual que se define alma de la Iglesia; y es aquella que vivifica, modela y rige todos los miembros místicos, y los pone en comunicación con su divina Cabeza y entre ellos y opera ese bienaventurado intercambio de méritos y de riquezas, que se llama Comunión de los Santos, que abarca a todos los justos y amigos de Dios, no sólo los peregrinos en el mundo, sino también aquellos que terminada su carrera mortal, tocaron ya la patria, o temporariamente están retenidos en el Purgatorio para la expiación final de sus culpas. A esto pertenece todo lo que la Iglesia tiene de interno y espiritual: la fe, la caridad, la esperanza, los dones de la gracia, los carismas, los frutos del Espíritu divino y todos los tesoros celestiales que le derivan de los méritos de Cristo Redentor y de sus servidores. Forma parte también del Cuerpo de la Iglesia lo que ella tiene de visible y externo, ya sea la asociación de los congregados, como el culto y el ministerio de la enseñanza, y su gobierno y orden externos. Además, del mismo modo en que estas dos partes esenciales, que constituyen la Iglesia, están unidas inseparablemente entre sí, como el alma con el cuerpo, así entre miembro y miembro, por la caridad debe reinar una tal armonía y reciprocidad de funciones, que dé la misma imagen de unidad que el individuo físico, tal como la describe el Apóstol diciendo que: “de Cristo, nuestra Cabeza, todo el cuerpo recibe unidad y cohesión, gracias a los ligamentos que lo vivifican y a la acción armoniosa de todos los miembros; así el cuerpo crece y se edifica en el amor”( Ef. 4, 15-16). [1] – (Unión con la Iglesia, obediencia a los legítimos Pastores – Piacenza 1896

«La Iglesia es la verdadera imagen de su Fundador».

La vida de la Iglesia emana directamente de un principio divino, que modela y gobierna su organismo humano, la totalidad de los fieles, mediante los cuales se expresa, sublimándola así como sociedad de naturaleza absolutamente diferente a las demás, porque es una sociedad terreno-celestial, por lo tanto, verdadera imagen de su Fundador, al mismo tiempo Hombre y Dios. De manera que puede decirse casi una encarnación viviente de Cristo sobre la tierra, una continuación de su vida mortal; Jesucristo difundido y comunicado en toda su plenitud. En efecto, la vida de la Iglesia es radicalmente el espíritu de Dios, según el Apóstol: Multi unum corpus sumus in Christo: haec omnia operatur unum atque idem Spiritus [Todos nosotros formamos un solo cuerpo en Cristo; pero en todos es el mismo y único Espíritu el que actúa] (Rom. 12,5; 1 Cor. 12,11) – (Homilía de Pascua – 1879)

Fuente/Autor: Una Voz Viva

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