“La Biblia se vuelve más y más bella en la medida en que uno la comprende.”

GOETHE
«El mismo Verbo de Dios oró»
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Scalabrini

«El hombre habla y Dios lo escucha, el hombre ordena y Dios obedece»

27 de enero de 2020

De los Escritos de Juan Bautista Scalabrini.

En efecto, ¿qué es la oración? Es la elevación del espíritu a Dios, manantial de la vida; es la misteriosa unión de aquel intercambio maravilloso que existe entre el hombre y su Hacedor. Ella pone las plumas a las alas para el vuelo de nuestra alma, la eleva por encima de este lugar de dolor, la transporta al seno de la divinidad. El cuerpo está en la tierra, pero el alma está en el cielo. El hombre habla y Dios lo escucha, el hombre ordena y Dios obedece: Voluntatem timentium se faciet, et deprecationem eorum exaudiet [Hará la voluntad de los que le temen, y escuchará favorablemente su súplica].

La oración – Piacenza 1905

«¿Quién puede resistir a Dios? La oración»

Este coloquio allá arriba se llama alabanza, éxtasis, amor, beatitud, felicidad sempiterna; aquí abajo es un poco de todo esto y se llama oración. Ella, por lo tanto, es en la tierra el preludio de la vida inmortal.

Es justamente de este contacto con la Divinidad que el hombre toma energía sobrehumana. Dos grandes cosas yo admiro en el cielo y sobre la tierra: en el cielo la potencia del Creador, sobre la tierra la potencia de la oración. Aunque el hombre sea débil todo lo que se quiera, si él ora, se hace fuerte de la misma fuerza de Dios: nihil potentius homine orante. Escuchen al Apóstol: Yo, dice él, lo puedo todo, absolutamente todo; omnia possum ¿Y cómo? Yo lo puedo todo por la oración: lo puedo todo en Aquél que, invocado por mí, suplicado por mí, me fortalece, me conforta, me consuela: omnia possum in eo qui me confortat [Yo lo puedo todo en aquel que me conforta].

La oración, por más humilde que sea, no sólo iguala, sino que supera, casi diría, la potencia misma de Dios: Dios es omnipotente, dice el Profeta, y ¿quién puede resistirle? La oración, respondo yo.

La oración – Piacenza 1905

Fuente/Autor: Una Voz Viva

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