Señor, sé que no me he ocupado mucho de ti;
ni siquiera me había acordado.
Pero tú ya sabes cómo he estado:
entre buscando trabajo y cuidando lo poco
que gano para mandarlo.
Hoy me acordé de ti, al ver que estoy solo.
Quiero pedirte por mi familia, que está tan
lejos, pero que la siento cercas.
Tú, mejor que nadie, sabes cuánto los quiero.
Los extraño mucho a cada uno de ellos.
Sé que siguen pasando fríos y hambres,
por eso te pido fuerzas y mucho trabajo.
Diles que los quiero…
Amén.