Caminamos, Señor,
guiados como peregrinos
con la confianza
de que tu presencia nos da vida,
y es más fuerte
que el cansancio del camino.
Al andar, Señor,
sabemos que cumples tus promesas,
que ha brotado en mi pueblo seco
un renuevo de esperanza.
Caminamos, Señor,
con las manos vacías,
buscando ser llenadas
con tu presencia;
vamos repletos de pobrezas
qué enriquecer.