“La Biblia se vuelve más y más bella en la medida en que uno la comprende.”

GOETHE
«La Iglesia ama, he aquí toda su vida»
01/27/2020
“El catecismo es el compendio de todos los dogmas y de toda la moral de la Iglesia Católica”
01/27/2020

Scalabrini

“Nuestros primeros pensamientos estuvieron dirigidos a la juventud”

27 de enero de 2020

de los Escritos del Beato J.B. Scalabrini

Apenas fuimos destinados por el Supremo Jerarca a regir esta noble e insigne Diócesis, nuestros primeros pensamientos estuvieron dirigidos a la juventud (…). Les suplicamos en nombre de Dios velar atentamente por la instrucción religiosa de los niños, bajar hasta ellos, no perderlos nunca de vista, compartir con sus padres la preocupación de orientarlos hacia la piedad, enseñarles todos los puntos de la Doctrina Cristiana, consolidarlos en la fe Católica. Nuestras palabras que hacían alusión a la enseñanza del Catecismo fueron recibidas por ustedes con aprobación, y Nosotros nos alegramos de rendir este testimonio público al celo de ustedes, esperando que los votos ardientes de Nuestro corazón acerca del Catecismo sean coronados con éxito.

Sobre la enseñanza del Catecismo – Piacenza 1876

“El Catecismo es la primera y la más natural enseñanza”

El alma, aún si es joven, cuando es bien instruida en el Catecismo, siente en sí misma a su Dios, se lanza a Él con ardor, lo ama, lo adora a través de las bellezas, que adornan el universo. El que hizo alguna experiencia al respecto no necesita palabras para estar convencido de ello.

Hablen de Dios a un niño del modo más adecuado a su edad y capacidad, y él les demostrará que ustedes no hablan de un Ser extraño a su naturaleza. En lo profundo de su alma el Ser Supremo hizo sentir su existencia desde los comienzos de la vida, y por el Catecismo, este germen precioso, desarrollado gradualmente en el niño, según su edad, le hace brillar en la mente la parte más bella y sublime de su vida.

La idea de Dios aparece desde los primeros albores de la razón humana, y las necias teorías de las escuelas sin Catecismo, son refutadas todos los días por las madres, que hablan a sus pequeños del Padre Celestial, al cual elevan sus oraciones: y éstos con las manos juntas, con los ojos dirigidos hacia el Cielo, con la voz emocionada repiten las sagradas palabras que pronuncia la madre y su corazón enternecido se armoniza con los latidos de aquel que los inspira (…).

Eduquen religiosamente a un niño y lo verán, tierno todavía, pronunciar con respeto el nombre de Dios, y sin darse cuenta siquiera, tomará las máximas de la fe como primera ley de su mente, de su espíritu que comienza a tomar conciencia de sí mismo. Escuchando con maravilla los milagros de la creación, los inmensos beneficios de la redención, conocerá con purísima alegría el vínculo que une la tierra con el cielo, el hombre con Dios. Sentirá despertar en el alma el afecto, el reconocimiento hacia el Creador, rezará con amor y con fe; y todo ello ejercerá una influencia grande sobre su porvenir, su espíritu, su conciencia, su carácter, y quizás sobre los destinos de toda la vida entera (…).

Mientras que se ha despertado en la sociedad un verdadero entusiasmo por dar a los niños, y ello está bien, la más perfecta educación física y moral, ¿por qué no se querrá entender también la necesidad mucho más urgente de enseñarles a tiempo esos rudimentos de la fe, que son el principio de la gran obra de la educación cristiana, el fundamento y la base de toda la vida? No hay duda: la enseñanza del catecismo debe ser la primera instrucción a impartirse a los niños.

El Catecismo Católico – Piacenza 1877

Fuente/Autor: Una Voz Viva

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