De los Escritos de Juan Bautista Scalabrini
Sentimos el deber de levantar otra vez la voz contra la nueva manifestación del fatal sistema y recordar una vez más que no está para nada acorde con el espíritu francamente católico ese deshacerse, como usan ellos, en manifestaciones de fidelidad y devoción al Papa, al mismo tiempo que se atreven a faltar el respeto a los Obispos unidos a El oponiéndose al régimen en forma, por lo menos, indirecta o torciendo los actos y las intenciones con sentido siniestro; ese identificarse, por así decir, con la Santa Sede, proclamándose ellos los defensores, los únicos hijos devotos, los únicos fieles informadores; ese señalar como rebeldes a la Iglesia a personas devotísimas a ella, revestidas también de autoridad (…): ese pretender el monopolio exclusivo del catolicismo, adoptando un lenguaje de maestros infalibles, condenando y anatematizando en nombre de la Religión y del Papa a cuantos no comparten sus opiniones y muy frecuentemente sus exageraciones y extravagancias (…); ese pretender resolver con plebiscitos más o menos espontáneos, formados por personas carentes de autoridad y casi siempre incompetentes, las cuestiones más complejas, más arduas y más delicadas, que surgen a veces en el campo religioso o científico-religioso (…); ese señalar como enemigos de la Religión a personas muy respetables bajo todos los aspectos y no pocas veces formularles acusación de violada o sospechosa fe católica, por poseer diferente opinión en materia puramente política o dejada a la discusión de los eruditos por la sabia moderación de la Santa Sede (…); ese no ver nunca nada bueno, por el contrario todo malo, en lo que se piensa y obra por parte de los que son o se suponen contrarios a las propias ideas (…); ese aparentar negligencia por las virtudes más preciadas del Cristianismo y tomar casi a risa a los defensores y a los que muestran considerarlas preciosas y queridas (…). Todo ello está en abierta oposición con el espíritu que debe animar al católico sincero, y el que no lo comprende ni lo siente ha perdido el sentido de Cristo.
Católicos de nombre y católicos de hecho – Piacenza 1887
Fuente/Autor: Una Voz Viva