De los escritos de Juan Bautista Scalabrini.
Sin embargo, lo que más entristece en todo esto, es el pensamiento que la mayor parte de los males religiosos, morales, económicos, a los que se expone nuestra emigración podrían evitarse o disminuirse bastante, si las clases dirigentes en Italia fuesen concientes de los deberes que los unen a los hermanos expatriados; ya que las inmensas comarcas de América no son tan malsanas para no poder ofrecer a nuestra emigración un rincón tranquilo, y no todas las tierras están poseídas por la especulación para no encontrar todavía lugares tan fértiles y baratos para asegurar una equitativa recompensa a los trabajadores. Todo está en saberlas mostrar a nuestra emigración.
Pero, ¿cuándo se hizo esto en Italia? ¿Cuándo se le dijo a los emigrantes: tengan cuidado, éste y el otro contrato que se les ofrecen, éstas y aquellas otras regiones que se les indican, esconden tal y cual otro asecho, no son seguras, no son sanas, son estériles, o también siendo fértiles, están tan fuera de todo medio de comunicación posible, tan apartadas de todo conglomerado humano, que el fruto de sus esfuerzos reposará sin poder ser vendido, y así serán al mismo tiempo ricos y pobres? Repito, ¿cuándo se hizo esto en Italia? A lo sumo se grita un poco y se gime bajo el flagelo de algún hecho, que en nuestros hermanos ofende a nuestro amor propio nacional, se grita y se compadece y se reclama también, si se quiere, alguna medida del gobierno ¿y después? ¡Se calla todo, se cubre todo con el olvido, todo vuelve a la calma, la calma falaz de la ola que esconde a la víctima y que prepara otras más! (La emigración de los obreros italianos – Ferrara – 1899)
En la foto – Scalabrini en una balsa cruza un río durante su visita a Brasil.
Fuente/Autor: de UNA VOZ VIVA