“La Biblia se vuelve más y más bella en la medida en que uno la comprende.”

GOETHE
«Cuando nosotros oramos, es el universo que ora en nosotros y con nosotros»
01/27/2020
«También en el Cielo la Iglesia ora»
01/27/2020

Scalabrini

«¿El hombre solo quedará mudo entre tanta armonía?»

27 de enero de 2020

De los Escritos de Juan Bautista Scalabrini

Cuando el sol en la mañana derrama su luz sobre la flor mustia, ésta abre su cáliz y, con un gracioso movimiento, se yergue hacia el benéfico astro, casi para testimoniarle, de esa forma de la cual es capaz, su alegría, su reconocimiento. La hierba que asoma, la gotita que cae, el viento que sopla, el pájaro que vuela, el mar que brama, la estrella que brilla, en fin, toda la creación no es más, según el lenguaje de los Libros Santos, que un inmenso himno de bendición y de alabanza al supremo Hacedor. Y el hombre, este rey de lo creado, que todo ha recibido de manos de El, la soberanía, la fuerza, la inteligencia, la vida, ¿el hombre solo quedará mudo entre tanta armonía? ¿Se mostrará el ser más ingrato de todos porque entre todos fue el más favorecido? Puesto más cerca del trono del Altísimo sin ningún mérito suyo precedente, ¿no deberá, en cambio, ser el primero en reconocer el supremo dominio? ¿No mandará a su frente inclinarse, a su lengua soltarse, a toda su persona postrarse y rendirle el homenaje que como súbdito le debe? Sí, muy amados, sí; nuestro cuerpo, que de la creación es la obra maestra, destinado con el alma a la gloria, debe él también, siguiendo los movimientos interiores, glorificar a su manera al Creador supremo. “Mi corazón y juntamente mi carne, exclamaba el Profeta, exultan en el Dios vivo”; y Jesucristo mismo, como hombre, oraba a su Padre celestial con las rodillas dobladas y con la frente inclinada hacia el suelo.

Santificación de la fiesta – Piacenza 1903

Fuente/Autor: Una Voz Viva

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