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Mundo Misionero Migrante

Del sueño mexicano a la explotación

27 de enero de 2020

Sin importar malos tratos, explotación laboral, retención de salario, condiciones insalubres, deficiente alimentación y carencia de servicios médicos, miles de indígenas llegan legalmente cada año a las plantaciones de café y plátano y a ranchos.

TAPACHULA, Chis.

Unos 35 mil braceros guatemaltecos, adultos y niños, ingresan al año para levantar la producción agrícola de Chiapas, pese al maltrato, explotación laboral y retención de salario que sufren por parte de finqueros.

De acuerdo con la directora del Centro de Derechos Humanos Fray Matías de Córdova (CDHFMC), Fermina Rodríguez, los abusos contra jornaleros agrícolas continúan registrándose sin que éstos se denuncien, debido a que los afectados desconocen sus derechos laborales.

Abundó que la mayoría de los braceros guatemaltecos carecen de servicios médicos, a pesar de que lo establece la Ley Federal del Trabajo.

Según la organización no gubernamental, dependiente de la Iglesia católica, los jornaleros contratados de manera temporal son alojados en lugares insalubres conocidos como galleras —galeras rústicas con piso de tierra—, donde persiste una alimentación deficiente y escasa.

Además, la mayoría de braceros son engañados desde el momento en que son contratados, ya que les prometen un sueldo sin informarles que les descontarán lo de un tiempo de comida o les cambian las condiciones de trabajo cuando llegan a las fincas.

Rodríguez aseveró que lo grave del problema es que ninguna autoridad verifica en las fincas las condiciones laborales de los jornaleros guatemaltecos, además de que no existen módulos de atención para recibir denuncias.

Pese a las constantes violaciones a los derechos humanos, familias enteras cruzan a México para trabajar en las más de 400 fincas cafetaleras, de fruta y ranchos ganaderos de la región de Soconusco y Costa.

La mayoría provienen de comunidades indígenas de los departamentos de San Marcos, Quetzaltenango, Retalhuleu, Suchitepéquez y Huehuetenango, y en menor número de Escuintla, Santa Rosa y Totonicapán.

De acuerdo a un diagnóstico sobre trabajadores agrícolas temporales guatemaltecos en las fincas de Chiapas, realizado en 2004 por el grupo denominado Mesa Nacional para las Migraciones en Guatemala (Menamig), los braceros son objeto de malos tratos, entre físicos, verbales, amenazas y humillaciones, por parte de los administradores de las fincas, o los caporales encargados.

Asimismo, derivado de los lugares insalubres donde son alojados, los trabajadores sufren enfermedades diarreicas, vómito, gastritis, fiebre, tifoidea y dengue.

Atención a labriegos.

En noviembre de 2006, el Instituto Nacional de Migración (INM) puso en marcha la subdelegación local denominada Casa Roja, en el punto fronterizo de Talismán, para atender a trabajadores agrícolas y visitantes.

El objetivo de esta nueva delegación migratoria es brindar un trato más humano y digno a los braceros guatemaltecos que vienen a laborar en las fincas cafetaleras, de plátano, papaya, mango, caña de azúcar y en los ranchos ganaderos, explicó el delegado del INM, Rafael Pretelin.

Abundó que para ello, la dependencia incrementó el número de oficiales migratorios capacitados, a fin de hacer más eficiente y ágil el proceso de trámite de ingreso a México.

Dada la extensión de los flujos migratorios de los braceros guatemaltecos, el Instituto Nacional de Migración también planteó un proyecto para documentar con la Forma Migratoria para Trabajadores Fronterizos (FMTF) a otras actividades como el ramo de la construcción, servicio doméstico, carpintería, entre otros.

Fuente/Autor: MARÍA DE JESÚS PETERSm- El Universal

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