: lo que causa verdadero dolor y escándalo es saber que el problema radica no en que la tierra sea incapaz de producir los alimentos suficientes, sino en la falta de equidad en su distribución
Ciudad de México
La crisis de alimentos que afecta al mundo ha repercutido duramente en México que no obstante ser un país agrícola, ha aumentado su dependencia en los últimos años del mercado de los Estados Unidos, dejando a amplias capas de la población desprotegidas. Ante la amenaza de esta crisis varios Obispos del país han alertado sobre la falta de solidaridad con los que menos tienen y la necesidad de eliminar la corrupción para que los alimentos se distribuyan mejor en México.
¿Cómo debemos actuar nosotros los católicos que nos decimos cristianos al mirar un problema que impacta a nuestros hermanos pobres que cada día encuentran más dificultades para llevar a sus casas un poco de alimento?, se pregunta Mons. Lázaro Pérez Jiménez, Obispo de Celaya en una nota titulada Denles ustedes de comer. Según afirma el Obispo el problema del hambre siempre ha existido y se ha manifestado como el flagelo que ha amenazado a pueblos enteros de la tierra a lo largo de su historia, pero lo que causa verdadero dolor y escándalo es saber que el problema radica no en que la tierra sea incapaz de producir los alimentos suficientes, sino en la falta de equidad en su distribución y la voraz actitud de quienes aprovechan las circunstancias para acaparar y encarecer el alimento que es esencial para que la persona pueda vivir. Además causa también temor es saber que según los especialistas esto seria apenas el comienzo de un largo proceso que podría durar hasta diez años y golpear a los países que ya de por sí conocen en carne propia la marginación social. Ante esta situación el Obispo considera un verdadero escándalo que se sigan invirtiendo millones de dólares en la producción de armas que sirven para matar mientras una tercera parte del planeta carezca de lo más indispensable para llevar una vida digna y concluye deseando que cada día aumente el número de hombres y mujeres que quieran integrarse en la noble labor de procurar comida para quien no tienen.
Para Mons. Chávez Botello, Arzobispo de Antequera-Oaxaca “esta crisis nos exige volver los ojos al campo y a los campesinos para corregir los graves errores cometidos por décadas debido a la politización, a la irresponsabilidad social, a la corrupción, a la aplicación ineficaz de los programas y a la ambición de no pocos”. Por ello “urge proponer programas bien sustentados, voluntad política para incentivar el trabajo del campo y la producción de alimentos con apoyos adecuados; urge informar y sensibilizar a toda la sociedad sobre las verdaderas causas y consecuencias de esta crisis que, según analistas, será de años”, enfatizó el arzobispo de Antequera-Oaxaca. Según el Arzobispo de Antequera-Oaxaca los católicos tenemos una grande responsabilidad pues el mandamiento del amor nos lleva a apoyar los programas y acciones serias que buscan el combate a la pobreza.
También el Arzobispo de Acapulco Mons. Felipe Aguirre Franco, afirma en un comunicado que aunque se trata de un fenómeno de dimensión mundial, tenemos que considerar lo que hace más vulnerable a México antes esta crisis para afrontarla distribuyendo responsabilidades. En este sentido recuerda que la crisis alimentaria está estrechamente vinculada al campo y a la lógica del mercado, que en un mundo globalizado impacta con mayor fuerza en los más pobres. Por ello, ante esta crisis México debe fortalecer su campo para conseguir una soberanía y seguridad alimentaría.
La crisis alimentaría concluye el Arzobispo nos exige ser prudentes en la administración de los recursos propios y ser solidarios con los más pobres. Todos somos corresponsables de alguna manera para que a nadie le falte el alimento para vivir.
Fuente/Autor: Agencia Fides