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Noticias

Cazadores de un sueño

27 de enero de 2020

Huyen de la pobreza y la falta de oportunidades

De origen italiano, el Padre Maurizio Maifredi lleva 18 años trabajando en nuestro País con los Padres Scalabrinianos, quienes, a través de su ministerio, forman a laicos y misioneros para apoyar a aquellos que, por necesidad, se ven obligados a dejar sus lugares de origen para ir en busca de un sueño.

«La congregación de los Misioneros de San Carlos surge en Italia por obra de un obispo, Juan Bautista Scalabrini, considerado el “Apóstol de los Migrantes” por haberse preocupado en aquella época, por el problema de la migración. Él tenía frente a sus ojos el éxodo de miles de emigrantes italianos. Era obispo de una diócesis de la ciudad de Piacenza, en el norte de Italia, y desde su inquietud pastoral, con una visión muy atenta y de un gran corazón de pastor, se preocupó porque la Iglesia hiciera algo para acompañar a esa gran cantidad de personas que salían. Por esta razón fue documentándose, preparándose, estudiando el fenómeno, dando conferencias, mientras maduraba la intención de fundar una congregación de misioneros para los emigrantes».

COMPAÑEROS DE CAMINO

«El carisma de la congregación (Misioneros de San Carlos) es el servicio pastoral hacia los emigrantes considerando su realidad espiritual, su camino de fe, su cultura y, por supuesto, las necesidades sociales que tienen en los países a los que llegan, teniendo en cuenta que los inicios siempre son muy difíciles, ya sea en los trabajos más humildes, como en situaciones de pobreza, ante un nuevo idioma y viviendo la experiencia del desarraigo. Nosotros acompañamos a esos emigrantes en formas distintas. En el caso de México, tenemos casas en la frontera para acogerlos, y junto con laicos colaboradores organizamos estos centros de acogida y orientación donde reciben los primeros apoyos, pues se debe considerar que es gente que está de paso. Les brindamos alimento, ropa, orientación en cuanto a los derechos humanos y apoyo espiritual».

Si hablamos de personas que aman a su país, ahí están los emigrantes, que dejan su tierra y, desde su pobreza, desde su trabajo duro, ayudan a su patria sin hacerse publicidad. Muchas veces, el que tiene grandes capitales los lleva al extranjero para protegerlos, y no siempre los invierte en su país.

LA ÚLTIMA PARADA ANTES DE CRUZAR AL OTRO LADO

«En México, las casas están de este lado de la frontera, donde se reciben tanto a connacionales como a centroamericanos. Tenemos una casa en Tijuana, que es la primera que se abrió; otra en Ciudad Juárez, en Chihuahua; una más en Tapachula, Chiapas, en la frontera con Guatemala; además de otras dos en ciudad de Guatemala y en Tecun Umán, y en otros lugares del mundo».

POBREZA Y FALTA DE OPORTUNIDADES

«Los motivos por los que emigra la gente son fáciles de detectar si uno mira la realidad en la que viven: Pobreza, falta de oportunidades en sus lugares de origen donde a lo que más pueden aspirar es a sobrevivir; quizá consigan un trabajo que les permita comer, pero no tener un futuro, pues lo que se les ofrece no les permite progresar. Esto los coloca en una situación de desventaja en relación con otra parte de la población, por eso se ven en la necesidad de emigrar».

En la Foto – En el Gobierno también existe el Grupo Beta de Protección a indocumentados,
que los asisten en caso de peligro o contingencia.

Fuente/Autor: SONIA GABRIELA CEJA RAMÍREZ/Semanario de Guadalajara

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