Caminar no es pararse
es seguir hacia adelante,
aunque nuestros pies descalzos
se llenen de ampollas.
Caminar es seguir,
es mirar hacia enfrente,
es decir: “adelante”;
es acoger la luz que tenemos
y saber que cuando llega la noche,
tú, Señor, enciendes miles de estrellas.
Caminar, Señor, es avanzar
en valles de tinieblas, es ser buena noticia,
es sobre todo, Señor, confiar.
Caminamos, Señor, caminamos ligero,
con el equipaje suave
y la historia de nuestras vidas,
que tú perdonas y olvidas;
pues tu amor es más fuerte en el camino
que todas nuestras deficiencias.
Tu amor tiene más sabor que el mejor vino
y embriaga, a los que en el camino,
se fían de ti, y no se paran,
pues tu amor nos empuja hasta el final.
Amén