De los Escritos y Discursos de Juan Bautista Scalabrini
Cada envío de misioneros es una tácita pero elocuente apología de la divinidad de la Iglesia Católica. No es más que la repetición, o diré mejor, la continuación de la que hizo el divino Maestro cuando dijo a los Apóstoles: Vayan y enseñen a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Cada envío de misioneros atestigua además la admirable fecundidad e indefectibilidad de la misma Iglesia. Son diecinueve siglos y más que esos envíos se suceden sin interrupción y tanto más parecen multiplicarse cuanto más se multiplican las persecuciones y las apostasías. Y la Iglesia está aquí siempre joven y hermosa como el día en que nació. No es suficiente. Cada envío de misioneros nos predica en forma muy conmovedora la infinita misericordia de Dios y el valor infinito de las almas.
Dios para salvarnos descendió desde el cielo hasta la tierra, se hizo hombre, se sometió a la muerte y la muerte en la Cruz, y he aquí al misionero católico, a ejemplo de Jesucristo, abandonar todo lo que tiene de más querido (…), exponerse a mil peligros, abrazar una vida de privaciones y de sacrificios para salvar una sola alma.[
Fuente/Autor: Una Voz Viva