En la Jornada Mundial del Migrante y el Refugiado el Papa pide a los jóvenes migrantes su compromiso para construir junto a sus coetáneos, una sociedad más justa y fraterna, respetando las leyes y no dejando que la violencia os transporte.
Los Migrantes y Refugiados, el diálogo religioso con los judíos, y la unidad de los Cristianos, han sido los tres argumentos protagonistas del Ángelus de hoy, y las tres intenciones que Benedicto XVI ha confiado a la materna intercesión de María.
En su alocución previa al rezo mariano del Ángelus, el Santo Padre se ha detenido primero a analizar la situación de los menores de edad migrantes y refugiados, tema elegido precisamente para la Jornada Mundial del Migrante y el Refugiado que hoy se celebra.
Jesucristo ha recordado el Papa- que ya recién nacido vivió la dramática experiencia del refugiado como consecuencia de las amenazas de Herodes, a sus discípulos enseña a acoger a los niños con gran respeto y amor. De hecho, también el niño, sea cual sea su nacionalidad o el color de su piel, tiene que ser considerado siempre y sobre todo, como persona, imagen de Dios, que hay que promover y tutelar contra toda marginación y explotación.
En particular el Santo Padre ha solicitado mayor atención para garantizar a los menores que viven en países extranjeros, una legislación y sobre todo que se les acompañe en los innumerables problemas que tendrán que afrontar. En este sentido, el Papa ha exhortado a mantener viva la sensibilidad educativa y cultural hacia estos niños, según el auténtico espíritu evangélico. Precisamente a las diversas comunidades étnicas presentes en la plaza de San Pedro del Vaticano, el Pontífice ha dirigido un saludo especial al finalizar el Ángelus.
Fuente/Autor: Papa