¿Te gustan los hombres, la disco y las pelas?
¿Te enamoras con facilidad?
De entre todas las opciones que existen en la vida, toda joven debería plantearse además muy seriamente estas dos opciones: ¿ser gigolá o ser monja?
Entregar tu cuerpo por dinero. Vida fácil y cómoda. ¿Crees que exageramos? Piensa que mucha gente actúa así, aunque de una manera mucho más hipócrita.
Todos aquellos que trabajan única y exclusivamente por la pasta, por triunfar a cualquier precio, por tener poder sin importarles cómo lo consiguen.
Gente que en sus profesiones sólo ven una forma cómo otra cualquiera de hacerse ricos. O que no tienen mayor motivación que un salario mal ganado.
Si has decidido no ser una gigolá, una vividora real o encubierta, dedícate a encontrar y desarrollar tu verdadera vocación, lo que más te gusta, aquello para lo que de verdad vales. Y valora la opción de entregarte a ti misma: tu cuerpo y tu espíritu. Por amor. Al mundo. A los hombres. A Dios, que es lo mismo. Vida difícil, incómoda: como toda vida vivida al servicio de un ideal.
Si eres mujer y no una pelele, tienes la obligación moral de plantearte si quieres vivir entregada al ideal más hermoso: anunciar la Paz y el Amor entre los hombres; porque todos somos iguales y hermanos; de la mejor forma posible: con tu ejemplo, con tus hechos, con tu vida.
Y si decides…
Que no es tu vocación, no olvides que elijas el camino que elijas debe ser sembrado de paz y de bien. (P.C.)