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Editorial

Un hombre de paz

27 de enero de 2020

En GALERÍAS DE FOTOS editamos una serie de fotos de la Canonización de Rafael Guizar y Valencia.

San Rafael Guízar y Valencia

En 1951, se introdujo la causa para el proceso de su beatificación y canonización, mas no porque su cuerpo se hubiese hallado incorrupto, sino, sobre todo, por la fama de santidad que ya en vida tenía

Después de diez años de acaecida la muerte del Obispo de Veracruz, Mons. Rafael Guízar y Valencia, fueron trasladados sus restos mortales del cementerio a la Catedral de Xalapa. Y no obstante los múltiples problemas de salud de don Rafael Guízar en la última etapa de su vida, su cuerpo se encontraba incorrupto. En 1951, se introdujo la causa para el proceso de su beatificación y canonización, mas no porque su cuerpo se hubiese hallado incorrupto, sino, sobre todo, por la fama de santidad que ya en vida tenía. Los fieles se referían a él como «el santo obispo don Rafael». Finalmente, este domingo 15 de octubre, el Papa Benedicto XVI lo elevará a los altares, «para Gloria de Dios y salvación de los hombres».

Corazón grande, como el de un niño

Mons. Guízar y Valencia es el primer obispo mexicano en llegar a los altares y, desde luego, será el Patrono de los Obispos de México. El vicepostulador de la causa, el Padre Rafael González, señaló al respecto: «Él es el primer obispo santo nacido en Latinoamérica, pues hasta ahora los dos obispos santos que tenemos nacieron en España. Mons. Guízar fue un gran pastor, tal como decía su epitafio primero, en el cementerio de Xalapa: ‘Yace aquí Rafael, digno del nombre de Pastor’. Fue alguien que luchó por vivir el Evangelio y lo vivió con bastante alegría. Tenía un corazón de niño», dijo el sacerdote.

Un hombre pobre

El Padre Rafael González destacó la pobreza en la que vivió el Obispo, un rasgo distintivo de su Episcopado: «Era un hombre que vivía en extremo la pobreza. No obstante de que provenía de una familia acaudalada, vivía con una pobreza y humildad extremas. Contaba una de sus hermanas que un día lo vio en México con un traje viejo, y le dijo que ya era hora de que se vistiera bien, a lo que el Obispo le respondió que ese traje se lo acababan de regalar en el sanatorio de enfrente; que había pertenecido a un hombre que había muerto pocos minutos antes. Además, era un excelente administrador: Recibía mucho y daba mucho. Aun ahora, en Veracruz, tierra de la que puede considerarse el gran evangelizador, los obispos que piden en su nombre, reciben a manos llenas».

Una lección actual

La herencia que le deja a México este santo insigne es su amor por la paz. El mencionado vicepostulador aseguró que el Santo Rafael Guízar era un hombre de paz, «que no sabía dar otra cosa que misiones, que nos enseñó a cantarle a la Virgen María y el Catecismo elaborado por él mismo; un constructor de bien y de unidad; es alguien que debe ser considerado como una grande luz en tiempos como los que vivimos en México, revueltos y de confusión. Además, su predilección por los niños, por los más pobres, nos abre los ojos a esas realidades tan olvidadas del País. En fin, creo que es una maravillosa noticia para todo México, su designación como santo», afirmó el Padre González.
Este sacerdote, asimismo, sintetiza la obra de Mons. Guízar y Valencia con la frase que el santo ponía al firmar sus cartas o sus textos, ya en primera persona, ya en plural: «Dios colme a usted de bendiciones y lo llene de su santo amor». «En esa frase está contenida toda la luz del hombre de fe, del pastor, del misionero y del siervo del Señor», abundó el vicepostulador.

Fuente/Autor: • Arnold Omar Jiménez Ramírez/El Semanario

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