Sus hijos no son sus hijos.
Son hijos del anhelo de la vida misma.
Llegan a través de ustedes, pero no provienen de ustedes.
Y a pesar que permanecen con ustedes, no les perteneces.
Pueden darles su amos, pero no sus pensamientos.,
porque ellos tienen sus propios pensamientos.
Pueden alojar sus cuerpos, pero no sus almas,
porque sus almas habitan la casa del mañana,
la cual ustedes no pueden visitar, ni siquiera en sus sueños.
Pueden tratar de hacerse iguales a ellos,
pero no pretendan hacerlos a ellos iguales a ustedes,
porque la vida no va hacia atrás, ni se demora en el ayer.
Son los arcos desde los cuales sus hijos, como saetas vivas,
se disparan adelante.
Fuente/Autor: Jalil Gibrán, el Profeta