VATICANO, 13 May. 17 / 03:27 pm (ACI).- En la rueda de prensa durante el vuelo de retorno de Fátima a Roma, el Papa Francisco explicó por qué en su visita al santuario mariano se presentó como el obispo vestido de blanco.
Muchos vincularon esta frase al tercer mensaje o secreto de Fátima.
El Santo Padre explicó que la oración no la hice yo sino el Santuario. Pero yo también he buscado por qué han dicho esto y hay una relación con el blanco.
El obispo de blanco, la Virgen de blanco, la vestidura blanca de la inocencia de los niños y luego el bautismo. Es la inocencia, señaló.
Francisco subrayó que hay una relación en esa oración sobre el color blanco.
Creo que, porque no lo hice yo, literariamente han buscado expresar ese aspecto de inocencia, de paz, inocencia, no hacer mal al otro, de no hacer la guerra.
El Papa descartó cualquier relación con el tercer mensaje, y precisó que el entonces Cardenal Ratzinger, en ese tiempo Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, lo ha explicado todo claramente.
En su explicación, en un documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe publicado en el año 2000, durante el pontificado de San Juan Pablo II el entonces Cardenal Joseph Ratzinger hoy Papa Emérito Benedicto XVI señaló que en el tercer mensaje de Fátima la figura del Papa tiene un papel especial. En su fatigoso subir a la montaña podemos encontrar indicados con seguridad juntos diversos Papa, que empezando por Pío X hasta el Papa actual han compartido los sufrimientos de este siglo y se han esforzado por avanzar entre ellos por el camino que lleva a la cruz.
En la visión también el Papa es matado en el camino de los mártires. ¿No podía el Santo Padre, cuando después del atentado del 13 de mayo de 1981 se hizo llevar el texto de la tercera parte del secreto, reconocer en él su propio destino? Había estado muy cerca de las puertas de la muerte y él mismo explicó el haberse salvado, con las siguientes palabras: fue una mano materna a guiar la trayectoria de la bala y el Papa agonizante se paró en el umbral de la muerte (13 de mayo de 1994).
El Cardenal Ratzinger señaló que el hecho que una mano materna haya desviado la bala mortal muestra solo una vez más que no existe un destino inmutable, que la fe y la oración son poderosas, que pueden influir en la historia y, que al final, la oración es más fuerte que las balas, la fe más potente que las divisiones.
Fuente/Autor: Catholic.net