El Mandatario estadounidense dará un discurso a la nación en momentos en que el Senado reanuda el debate sobre los ilegales.
Washington DC, Estados Unidos
El Presidente estadounidense, George W. Bush, se jugará la noche del lunes la suerte de la reforma migratoria en el Congreso, con un discurso a la nación en el que podría anunciar el envío de tropas a la frontera para cerrar las brechas en el Partido Republicano.
Con su popularidad en mínimos históricos, el Presidente se dirigirá a la nación desde el salón oval de la Casa Blanca, en momentos en que el Senado reanudará el debate sobre la reforma migratoria, que podría abrir el paso a la regularización y la ciudadanía para parte de los 12 millones de sin papeles.
Según la prensa estadounidense, Bush aprovecharía su discurso para anunciar el envío de tropas a la frontera mexicana, una medida aprobada el jueves por la Cámara de Representantes para frenar el tráfico de droga y personas, aunque todavía pendiente de ratificación por la Cámara Alta.
Con el despliegue de la Guardia Nacional en esa zona, el Mandatario tratará de tranquilizar a los conservadores en un asunto que dividió a su partido para lograr en el Congreso una reforma migratoria por la que aboga desde hace más de dos años, escribió el New York Times.
De hecho, el anuncio del discurso de Bush coincidió el viernes con una reunión entre el Secretario de Defensa Donald Rumsfeld y su homólogo mexicano, l Clemente Ricardo Vega, invitado al Pentágono por Estados Unidos, en la que hablaron precisamente de la seguridad en la frontera.
Las diferencias entre la reforma contemplada por el Senado y la aprobada en diciembre por la Cámara de Representantes pusieron a la luz del día las fuertes diferencias en el seno del Partido Republicano, a pocos meses de las elecciones legislativas de medio término de noviembre.
Bajo el liderazgo de representantes como Tom Tancredo (Colorado) y James Sensenbrenner (Wisconsin), la Cámara Baja aprobó una ley que convertiría en criminales a todos los indocumentados en Estados Unidos y prevé la construcción de un muro en la tercera parte de los 3 mil 200 kilómetros de frontera con México.
La Cámara de Representantes hizo caso omiso de la propuesta del propio Bush de crear un estatuto temporal para los extranjeros que ocupen puestos de trabajo que los estadounidenses descarten.
En cambio, el Senado analiza un proyecto de ley que legalizaría y abriría el camino a la ciudadanía a la mayoría de los extranjeros sin papeles, bajo el impulso bipartidista del republicano John McCain -con aspiraciones presidenciales- y el demócrata Ted Kennedy.
De ser aprobado dicho proyecto antes de fines de mes, una conferencia deberá cumplir la espinosa misión de compaginar una versión definitiva a partir de los textos opuestos de ambas cámaras.
El acuerdo entre republicanos y demócratas sobre la composición de dicha conferencia permitió precisamente reanudar el debate en el Senado, tras más de un mes de bloqueo y manifestaciones multitudinarias de inmigrantes por todo el país.
Fuente/Autor: Grupo Reforma/AFP