Dios, nuestro Padre,
nos confiamos a ti
con nuestros problemas, aspiraciones y esperanzas.
Vuelve hacia nosotros tu mirada de amor
y haz que seamos operadores de paz
y constructores de la civilización del amor.
Llámanos a seguir a Jesús, tu Hijo.
Haz que comprendamos que vale la pena
dar enteramente la vida por ti y por los migrantes.
Concédenos la generosidad y prontitud en la respuesta.
Acoge Señor, nuestra alabanza
y nuestra oración también
para que los jóvenes a ejemplo de María,
Madre de la Iglesia, han creído en tu Palabra
y se están preparando al sacerdocio,
a la profesión de los consejos evangélicos
y a la vida misionera.
Ayúdanos a comprender que la llamada,
que Tú nos has dado,
es siempre actual y urgente.
Amén.