Señor, hazme misionero de tu fe.
Concédeme, Señor, por mis oraciones y sufrimientos,
estas gracias que te pido para cada uno de los continentes:
A África, un clero nativo abundante para sus jóvenes iglesias;
A Asia, una rica cosecha de fe en la roja semilla de sus mártires;
A Oceanía, puertas y ventanas abiertas a tu mensaje universal de amor;
A América, mucha paz, justicia y entusiasmo en su vida cristiana,
en su devoción a María Madre de la Evangelización;
A Europa, una renovada juventud para ser generosa con todos los pueblos del mundo.
Permíteme unir mis trabajos y sufrimientos a los tuyos
para que conforten a los misioneros;
que mis sacrificios ayuden a implantar la Cruz del Resucitado
en los países que no te conocen,
para que todos te amen como yo te amo.
Amén.