Dios mío, estoy decepcionado y desanimado. No pude
llegar a mi destino, sino que fui detenido. Junto a mí hay
otros muchos que tampoco la hicieron. Es la triste realidad
de quien, no teniendo cómo vivir, desafía las leyes humanas.
Me arrestaron como a un delincuente, solamente por pasar
a una tierra que la mano del hombre ha trazado como
frontera, límites de la libertad humana.
Los hombres necesitamos abatir las barreras que nos
dividen, para que haya más justicia y solidaridad. Sin
embargo, en este momento tengo que sufrir esta pena tan
grande y te pido me des la fuerza necesaria para superarla.
Soy un migrante, soy un hombre en busca de un trabajo
que no pude encontrar en mi tierra. Por eso me puse en
camino esperando un porvenir mejor para mí y para los míos.
Virgen María, que cuidaste al niño Jesús en el viaje y en
el destierro en Egipto, cuida de este hijo tuyo también, que
me han detenido por andar de camino en tierras extrañas.
Levanta mi ser humillado por este percance, intercede a la
Divina Providencia, para que todo salga bien y viva en
libertad. Amén.