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Mata la Patrulla Fronteriza a un joven tijuanense

27 de enero de 2020

Hemos editado las GALERÍAS DE FOTOS de las Convivencias de los JSF en México, D.F. y en Guadalajara, Jal. Búsquenlas en la Sección de GALERÍAS DE FOTOS.

Sufren dos hondureños amputación de una pierna; viajaban en un tren

Lunes 02 de enero de 2006

TIJUANA, BC.-

El 2005 terminó en tragedia para los migrantes al morir asesinado por un agente de la Patrulla Fronteriza un joven tijuanense que pretendía cruzar a Estados Unidos, y sufrir dos hondureños, en hechos diferentes, la amputación cada uno de una pierna cuando viajaban en tren de carga a la frontera.
Guillermo Martínez Rodríguez, de 20 años de edad, había pasado por un hueco la primera de dos bardas que separan a México del vecino país junto con su hermano Agustín y otro joven, cuando se percataron de la presencia de una patrulla de la corporación estadounidense, de donde les dispararon.

Ante la agresión alcanzaron a regresar a territorio mexicano, pero Guillermo ya iba herido. Una bala le entró por la clavícula izquierda, lesión que le provocó una hemorragia y finalmente la muerte, en la Cruz Roja de Tijuana donde fue atendido.

Guillermo permaneció en terapia intensiva, y pese a las transfusiones de sangre y plaquetas que le suministraron los médicos, finalmente murió la tarde del 31 de diciembre. Los hechos se registraron en las inmediaciones de la zona conocida como Cañón Zapata de la colonia Libertad de esta ciudad, que hace 10 años era uno de los pasos más concurridos para ingresar sin documentos a Estados Unidos, pero que quedó en desuso por la vigilancia extrema de la Patrulla Fronteriza.

Investigación y repudio

Autoridades del Consulado General de México en Estados Unidos y la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) iniciaron una investigación, en tanto que el gobernador de Baja California, Eugenio Elorduy Walther, condenó los hechos, y la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) da seguimiento al caso.

Este domingo le realizaron la autopsia al tijuanense fallecido, informó su hermano Agustín Martínez Rodríguez, quien sólo confirmó que el disparo que acabó con la vida de Guillermo provino de la Patrulla Fronteriza.

Contactado vía telefónica, el joven señaló que, por sugerencia de personal del Consulado de México en San Diego, sólo respondería cuestionamientos de la prensa tras consultarlo con representantes diplomáticos. Agustín es uno de tres jóvenes que intentaron ingresar sin documentos a Estados Unidos, por lo que fue testigo de los hechos.

El gobernador Elorduy Walther aseveró que “de ninguna manera se justifica el utilizar un arma de fuego en estos casos, independientemente en qué lado de la frontera se presenten”, y advirtió que este tipo de hechos no contribuyen a mejorar las relaciones que deben mantener los dos países. Confirmó que se puso en contacto con personal de la Patrulla Fronteriza, cuyos directivos ofrecieron enviar personal de las oficinas centrales en Washington para hacer una investigación a fondo.

Irónica coincidencia

Por otro lado, en hechos separados, dos hondureños sufrieron la amputación de la pierna derecha e izquierda, respectivamente, cuando completaban en tren de carga su trayecto a la frontera norte, con la idea de alcanzar el “sueño americano”.

Ambos centroamericanos convalecen en el albergue “Casa Betania” de Mexicali, en espera de ser repatriados en avión a su país de origen, no en autobús como se acostumbra con los indocumentados en México, en consideración a sus heridas.

El delegado regional de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), Heriberto García García, informó que aunque fue en hechos por separado, irónicamente los dos hondureños sufrieron algún tipo de amputación de sus extremidades y actualmente reciben atención médica.

Uno de los accidentes se registró en Mexicali, donde la víctima, un hombre de 24 años de edad, cayó del tren cuando al intentar brincar desde el contenedor en el que viajó escondido. Su pierna quedó atorada entre las vías y no pudo evitar el paso de la máquina sobre su cuerpo.

El otro hecho ocurrió en Sinaloa, en condiciones casi idénticas, con resultado de otro hondureño, de 30 años, amputado.

Fue necesaria la intervención del delegado de la CNDH para que trasladaran al primero al albergue “Betania”, al encontrarse detenido en la estación migratoria de Mexicali, convaleciente en una colchoneta colocada en el piso, junto a otros indocumentados que esperaban su traslado a la ciudad de México para ser deportados a sus países.

Heriberto García García recordó que por coincidencia cuando habló por teléfono a la “Casa Betania” para notificar del traslado del herido le informaron que ya había llegado, pues el origen del centroamericano y las características de la lesión eran casi idénticas.

El funcionario lamentó que ambos centroamericanos que salieron de sus hogares con la idea de proporcionar mejores niveles de vida a sus familias hayan terminado un recorrido de sufrimiento y peligros en heridas que les cambiaron la vida, y en cambio deban regresar a sus lugares de origen con una tragedia a cuestas.

Mencionó que de acuerdo con los testimonios de ambos, tuvieron que pasar meses antes de llegar a esta frontera, para poder burlar la vigilancia de las corporaciones policiacas que muchas veces se convierten en sus verdugos, y evadir a las autoridades migratorias, asaltantes y otros riesgos.

Agresiones

Fueron múltiples las manifestaciones de xenofobia y hostilidad durante el 2005, recordó Heriberto García García, al mencionar que con la llegada del grupo racista Minuteman en julio pasado, dos mexicanos fueron heridos de bala en hechos diferentes.

Uno de los casos se registró en territorio mexicano, y del otro aún se investiga de dónde provino la bala que hirió al mexicano, originario de Guadalajara, Jalisco.

En general fue un año de agresiones, insistió el delegado regional de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, al mencionar que durante un recorrido por el lugar de la agresión de Guillermo Martínez, en sólo 40 minutos agentes que tripulaban cinco unidades de la Patrulla Fronteriza se mantuvieron vigilantes del movimiento en el lado mexicano.

Fuente/Autor: El Universal/Julieta Martínez

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