1. Preséntate.
Mi nombre es Roberto Gamaliel Avilés Canal, soy el décimo sexto de diecinueve hermanos. Nací en Guadalajara, Jalisco, y desde hace 10 años soy parte de la misión scalabriniana.
2. Compártenos tu proceso vocacional.
Si la misma vida es una vocación, entonces puedo decir con alegría que mi vocación es un regalo de Dios, porque desde que nacemos estamos llamados a vivir en plenitud y servicio esta vida que viene de Él. Igualmente puedo decir que Dios se valió de muchas cosas para tenerme hoy aquí como misionero scalabriniano, de las cuáles hoy confirmo que seguir a Jesús en este estilo de vida no es mera casualidad, sino el resultado de un proceso de estar diciendo SÍ cada día en los momentos de alegría y de duda, de luz y de oscuridad.
No tengo muy claro desde cuándo quise ser sacerdote, pero creo que el haber estado en el grupo juvenil de mi parroquia y servir en las misiones locales y de ser un joven inquieto, me hicieron cuestionarme seriamente sobre ¿qué voy hacer con mi vida? Gracias a Dios llegó el P. Román a dar un retiro a mi grupo juvenil, no me dio respuesta a mi pregunta, sólo la mejoró ¿qué quieres ser en esta vida? Esta pregunta por la existencia causó una revolución en mi vida y me hizo reflexionar sobre cuál era al fin de cuentas la misión que Dios tiene para mí. El participar de las convivencias vocacionales en la comunidad scalabriniana me ayudó a discernir sobre este proyecto, y fue así como comenzó esta bonita aventura de seguir a Cristo. No ha sido fácil, pero puedo asegurar que cuando uno se empieza a preocupar por las cosas de Dios, Dios se empieza a preocupar por las nuestras. Actualmente estoy preparándome para los votos perpetuos en Colombia, y sigo dispuesto a la voluntad de Dios que continuamente me sigue llamando a servirlo en los migrantes.
3. ¿Cómo es el flujo migratorio en Colombia?
Hay una frase popular que dice; tu riqueza será la causa de pobreza, igualmente Colombia es un país muy hermoso y rico en recursos naturales, sin embargo, la mala distribución de los bienes comunes, la injusticia, la violencia, son algunos de los factores que día a día han expulsado a más de nueve millones de Colombianos fuera del país, e internamente han desplazado a más de dos millones de hombres y mujeres. El trabajo como scalabrinianos es tratar de ser un signo de luz para todos nuestros hermanos que andan de camino. Es un reto muy grande, porque el fenómeno del desplazamiento es muy confuso en sí mismo, pero con la ayuda de Dios y el corazón noble de muchos colombianos/as estamos trabajando por un país más humano y más cristiano.
4. ¿Cuál ha sido tu experiencia en Colombia?
Colombia me ha dado la oportunidad de confrontar mis valores culturales y religiosos, pero sobre todo me ha regalo la oportunidad de abrir mis fronteras personales y pensar en los demás, que finalmente todos somos peregrinos en este mundo y vamos de regreso a la casa del Padre. De lo que más agradezco a los colombianos/as es que me enseñaron a vivir con más paz y esperanza los momentos difíciles y constantemente me recuerdan que vida sólo tenemos una y estamos obligados a ser felices.
5. Tu mensaje para los JSF.
Sólo una recomendación, pídele a Dios en tus oraciones que te haga más grande los oídos, para que estés atento a las llamadas que constantemente te está haciendo a través de tu misma vida y la de los demás, de la historia, y muy en especial, por medio de los gritos de dolor de los más necesitados y desamparados.
En La Foto – Gamaliel (a la izquierda) junto al Seminarista Mario.
Fuente/Autor: de la Revista JÓVENES SIN FRONTERAS de Octubre