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Editorial

El PROYECTO DE APERTURA SCALABRINIANA EN MEXICO

27 de enero de 2020

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entrevista al P. Luis Gandolfi, pionero de la presencia formadora scalabriniana en México

Padre Luis, ¿qué motivo a la congregación scalabriniana a poner sus ojos y compartir su carisma misionero en México?

Desde el inicio de la congregación y de la provincia de San Juan Bautista nuestra presencia en EEUU fue de apoyo y entrega a los migrantes italianos. Con el tiempo la migración italiana bajo de intensidad y comenzamos a sentir la presencia origen latino, inclusive varias parroquias scalabrinianas en Chicago comenzaron a ofrecer servicios litúrgicos en espanol. Esta nueva realidad retaba nuestra mision en esta zona del mundo, además la relectura del carisma mandado por el Concilio Vaticano II motiva al Capítulo General Especial de1 1969- 71 la apertura a emigrantes de otras culturas y etnias, fueron algunos de los factores que prepararon nuestra venida a México.

¿Cuáles son algunas figuras proféticas de Scalabrinianos que contribuyeron en ese proceso en USA?

En ese momento la congregación estaba costituida principalmente italianos y brasileños de origen italiano. Recuerdo en particular al Padre Alex Peloso, que fue uno primero en atender a la comunidad hispana. Después los padres Magagnini, Garboza, Delirio Artico, Floriano Girometta y el Padre Pedro Corbellini, quien también fue Director del Centro Latino en el antiguo seminario de Stone Park, Il. En sus vacaciones en Acapulco, (diz que) con intenciónes y finalidades misioneras), el tuvo la oportunidad de hablar de nuestra misión al Obispo Rafael Bello Ruiz, encargado de la pastoral migratoria y turismo en México, quien lo animó a dar este paso.

Y, ¿cómo se concretizó este “proyecto México”?

Para el “proyecto Mexico”, los Consejos Provinciales de las dos provincias del Norteamérica se reunieron en Chicago en noviembre del año 1979. En aquella reunión el Provincial Padre Silvano Tomasi motivó la propuesta argumentando que “ya era la hora para empezar un programa de promoción vocacional en México”. Un servidor, que con anterioridad había manifestado el deseo de aprender español en Medellín Colombia, fue invitado a cambiar de nación, me pidieron de venir a México,

¿Cuándo llegaste, qué encontraste en este México?

El día cuatro de Enero del 1980 llegué a Tlalpan (huésped del Noviciado de los Misioneros del Espíritu Santo), además de estudiar tuve el encargo de buscar donde se podría empezar un programa vocacional. Habiendo tenido la oportunidad de investigar acerca de varias alternativas, Guadajalara resultó ser el lugar más sugerido, tres criterios motivaron la decisión fueron: la abundancia de vocaciones religiosas, la dura realidad migratoria de Jalisco, y las escuelas de calidad para la formación nuestros futuros misioneros. Una visita a Guadalajara me hizo entender porqué es conocida como la “Perla del Occidente”.

¿quiénes fueron los primeros Misioneros en llegar a Guadalajara y asumir este proyecto?,

La decisión fue la de enviar a tres misioneros: Padre Pietro Corbellini, Padre Alvirio Mores y su servidor Padre Luigi Gandolfi. El tres de Julio 1980 Padre Alvirio e yo llegamos a Guadalajara, una vez más huéspedes de los Misioneros del Espíritu Santo (en el Colegio en la calle Topacio 3000). Luego llegaron los dos Padres Provinciales, Padre Calandra y Padre Silvano Tomasi (ahora nuncio apostolico en la ONU de Ginebra).

¿cómo fue el comienzo?, ¿quién ayudó para que la Congregación Scalabriniana entrara en esa arquidiocesis?

Los Padres antes mencionados visitamos al Sr. Cardenal José Salazar López, en el arzobispado de Guadalajara, para pedirle el permiso de empezar un programa vocacional en su Arquidiócesis. La primera reacción del Cardenal fue desafiante (a pesar de que hizo el esfuerzo de hablarnos en italiano cuando se dio cuenta que no todos entendíamos el español). El nos recordó que al tiempo de la Cristiada los religiosos habían abandonado las iglesias y cerrado sus seminarios, buscando refugio en los Estados Unidos. Nuestra respuesta a sus quejas fue que, como misioneros de los migrantes, nuestra intención era de ayudar a los migrantes de la región de Jalisco que ahora pertenecían a nuestras parroquias de Chicago y en otras ciudades de los Estados Unidos., donde continuaban a llegar en grandes números y estaban perdiendo su fe católica por falta de sacerdotes de su misma lengua y cultura religiosa. El Cardenal se mostró más relajado, y nosotros también. Nos pidió que presentáramos una documentación completa de nuestro carisma misionero y un plan de acción misionera detallado. El texto oficial fue redactado por el Padre Tomasi en lengua italiana y traducido con la ayuda de algunos estudiantes. Al día siguiente, todo el material pedido por el Cardenal fue llevado a sus oficinas.
Años después, el entonces Vicario General de la Arquidiócesis de Guadalajara, Mons. José Guadalupe Martín Rábago, en la homilía que nos dio en la Misa de San Carlos Borromeo, nos confirmó que la posibilidad de ser admitidos a la diócesis habría sido mínima sin la intervención providencial del Padre General Giovanni Simonetto que habló del asunto al Cardenal Baggio, Prefecto de la Congreagación para los Obispos y él a su vez al Cardenal Salazar. La noticia de la respuesta favorable nos fue comunicada mientras participabamos en el capitulo General en Roma, quienes la recibieron con grande alegría y con un largo aplauso, dando así la bienvenida a la una de las primeras aperturas Scalabrinianas no- italianas en el mundo.

¿Cómo se fue formando la comunidad?

Acompañado por el Padre Livio Stella, llegó a Guadalajara el Padre Pedro Corbellini recuerdo bien en una Fiat Mirafiori. El Padre Pedro se ofreció a dar cursos de filosofía en el seminario de los MsPS. Más tarde, en Diciembre del 1980, el Obispo Auxiliar Dn. Ramón Godínez (RIP) invitó a nuestros padres a tomar residencia en la Casa del Clero. Al poco tiempo regresé del capitulo acompañado de los dos provinciales para organizar el equipo de la nueva mision. Las tareas que nos asignaron fueron: al P. Alvirio la promoción vocacional, su servidor la futura tarea de la formación y al Padre Pedro Corbellini el trabajo del comité de emigración de los Obispos de México y de Estado Unidos.

Y así empezó nuestra presencia en Jalisco, con una presencia formativa y misionera,

Efectivamente, la Casa del Sacerdote fue providencial en cuanto nos permitió de ofrecer servicios a las varias parroquias que pedían ayuda para las celebraciones. Las puertas de las varias parroquias se abrian, facilitando el contactos con los diversos grupos juveniles. Los tres padres tomamos la decisión de esperar tres años antes de empezar el programa formativo, perferimos iniciar con el sistema de seminaristas en familia. Mientras tanto, algunos de nuestros sacerdotes del norte nos visitaban y se quedaban un tiempo para tomar clases de español, entre otros varios, recuerdo a los Padres Vilmar Orsolín, Raniero Alessandrini, Robert Royal y Mario Tittotto.

Y la historia continua,

Fuente/Autor: padre Fer

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