SAO PAULO, miércoles, 9 mayo 2007
Al aterrizar este miércoles en Brasil, en una visita que tiene por objetivo inaugurar la Quinta Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, Benedicto XVI aseguró que esta cumbre eclesial dará «nuevo vigor y empuje misionero a este continente».
Tras recibir la bienvenida del presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, en uno de los hangares del aeropuerto de Sao Paulo-Guarulhos, manifestó ante todo su cariño por este país con el mayor número de católicos, «motivo de alegría y esperanza para toda la Iglesia».
La Iglesia católica, aclaró el Papa al explicar los motivos que le han llevado a emprender su sexto viaje pastoral internacional, el primero fuera de Europa, «está llamada a ser en el mundo, testigo del amor del Padre, que quiere hacer de la humanidad, en su Hijo, una sola familia».
«De ahí su profundo compromiso con la misión evangelizadora, al servicio de la causa de la paz y de la justicia», afirmó, haciendo referencia a uno de los temas centrales de esta visita que culminará el 13 de mayo en Aparecida, a 160 kilómetros de Sao Paulo, cuando inaugure la Conferencia del Episcopado.
«La decisión, por tanto, de realizar una Conferencia esencialmente misionera, refleja la preocupación del episcopado, y no menos mía, de buscar caminos adecuados para que, en Jesucristo, nuestros pueblos tengan vida, como reza el tema de la Conferencia», aseguró en una tarde fría, con 10 grados, en la que no faltó una lluvia fina.
El obispo de Roma espera que este evento refuerce la identidad de Latinoamérica, donde viven casi la mitad de los católicos del planeta, «al promover el respeto por la vida, desde su concepción hasta su natural declinación, como exigencia propia de la naturaleza humana; hará también de la promoción de la persona humana el eje de la solidaridad, especialmente con los pobres y desamparados».
En este sentido, anunció, «no dejaré de insistir en el empeño que se debe dar para asegurar el fortalecimiento de la familia –como célula madre de la sociedad; de la juventud– cuya formación constituye un factor decisivo para el porvenir de una Nación y, finalmente, pero no por último, defendiendo y promoviendo los valores subyacentes en todos los segmentos de la sociedad, especialmente de los pueblos indígenas».
Por su parte, en el discurso de bienvenida, el presidente Lula destacó la colaboración de la Iglesia en la lucha contra el hambre y la pobreza, y subrayó la necesidad de defender a la familia, y promover la educación de los jóvenes.
Terminada la ceremonia, el papa se transfirió en helicóptero al «Campo de Marte» en Sao Paulo. A continuación, en medio de calles llenas de gente que se defendía de la lluvia con paraguas, el «papamóvil» blanco se dirigió durante unos cinco kilómetros hasta el Monasterio de San Benito, su residencia durante su estancia en la ciudad.
Este jueves Benedicto XVI tiene una intensa agenda, que comenzará con la visita de cortesía al presidente Lula, continuará entre otros eventos con un encuentro con representantes de otras confesiones cristianas y otras religiones, y culminará con un encuentro con los jóvenes en el estadio municipal de Pacaembu, en Sao Paulo.
Fuente/Autor: Zenit