(versión moderna del Salmo 22)
El Televisor es mi pastor: no querré nada más.
Me hace recostar en el sofá.
Me parta de las Sagradas Escrituras.
Destruye mi alma.
Como quieren los patrocinadores, me lleva por senderos de violencia, sexo y manipulación.
Me hace caminar alejado de mis responsabilidades cristianas.
No habrá interrupción, porque televisión está conmigo.
Su cable y su control remoto me confortan.
Me muestra un comercial que aumenta mi vaciedad.
Unge mi cabeza de cosas mundanas.
Desborda mi codicia desordenada.
La pereza y la ignorancia me seguirán todos los días de mi vida;
y yo habitaré por siempre en mi casa, mirando al televisor.