La región de la frontera entre Arizona y Sonora, conocida como el corredor de la muerte, cobró durante el 2005 las vidas de 262 indocumentados
Phoenix, EU
A pesar del incremento de las medidas de seguridad en la frontera y de una serie de campañas informativas de organizaciones pro-inmigrantes, el 2005 nuevamente dejó un récord en el número de muertes de indocumentados en el desierto de Arizona.
La región de la frontera entre Arizona y Sonora, conocida como el corredor de la muerte, cobró este año las vidas de 262 inmigrantes indocumentados, nueve más que el año pasado.
Del total de fallecimientos, 210 se registraron el sector de Tucson, mientras que el resto se registró en el sector de Yuma.
Gustavo Soto, portavoz de la Patrulla Fronteriza sector Tucson, indicó que un factor fundamental para el incremento de muertes fue la ola de calor que afectó a la región durante el mes de julio.
Durante ese mes, y bajo temperaturas que superaron los 110 grados Fahrenheit, 54 inmigrantes indocumentados perdieron la vida.
Nuevamente se repite la misma historia, nuevamente este año hemos superado el número de muertes de inmigrantes, dijo Isabel García, abogada y directora de la Coalición de los Derechos Humanos de Arizona.
García, al igual que representantes de otros grupos pro-inmigrantes, ha responsabilizado de estas muertes a la política migratoria de los Estados Unidos.
Cuando van a entender que más muros, más agentes fronterizos, más tecnología, más camas en los centros de detención, no van ha resolver el problema, cuestionó García.
La respuesta del gobierno federal siempre ha sido como si la inmigración ilegal fuera un problema militar o criminal.
Con el propósito de salvar las vidas de los inmigrantes indocumentados, este verano el Departamento de Seguridad Nacional implementó por segundo año consecutivo el Programa de Repatriación Voluntaria de Inmigrantes Mexicanos.
Gracias al programa, que duró aproximadamente tres meses, 20 mil mexicanos fueron repatriados en vuelos comerciales hacia diferentes puntos del país vecino.
De acuerdo con el gobierno federal, el programa de repatriación voluntaria busca evitar que los indocumentados queden a merced de los traficantes de inmigrantes, conocidos como coyotes, una vez que han sido deportados a la frontera.
Este programa ha sido muy importante para nuestro sector, creo que los números lo dicen todo, dijo Soto en entrevista.
Agregó que la participación voluntaria de miles de personas en este programa habla sobre su eficacia.
Soto enfatizó que si no hubiera sido por este programa y la implementación de más vigilancia en la región fronteriza el número de muertes hubiera sido mucho mayor.
En opinión del vocero, los únicos responsables del incremento en el número de muertes de los inmigrantes indocumentados son los coyotes , quienes con falsas promesas alientan a los indocumentados a cruzar al otro lado.
Cuando entrevistamos a los inmigrantes, la historia es casi siempre la misma, nos cuentan que el contrabandista les mintió, que les dijo que sólo caminarían por un día y que sólo necesitaban de un galón de agua para cruzar el desierto, dijo Soto.
El costo del Programa de Repatriación Voluntaria fue de 15 millones de dólares y fue financiado en su totalidad por el gobierno de Estados Unidos.
Por su parte, el Gobierno de México también intentó disminuir el número de muertes de indocumentados a través de una campaña de anuncios informativos en la que trató de convencer a sus connacionales sobre el riesgo que corren al intentar cruzar la frontera.
Voluntarios de grupos humanitarios como No Más Muertes llevaron a cabo diariamente recorridos en el desierto durante el verano brindando ayuda a los indocumentados que encontraban a su camino.
Por su parte el grupo Fronteras Humanas colocó una serie de anuncios en la ciudad de Altar, Sonora, lugar de reunión de los inmigrantes antes de cruzar la frontera.
En estos carteles se mostraban las largas distancias que debían caminar y se señalaban los lugares donde esta organización ha colocado contenedores con agua a los largo del desierto.
Fuente/Autor: El Universal online/EFE