“La Biblia se vuelve más y más bella en la medida en que uno la comprende.”

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Editorial

A Propósito del Terremoto del 85

27 de enero de 2020

Disfruten de buena Música. Busquen en la Sección de Música y escuchen dos nuevos CD: POR TIERRAS LEJANAS (Musical sobre Juan Bautista Scalabrini y la Migración) y CINCO MINISTERIOS (motivos de cinco diferente Ministerios de Música Católica).

Este día se conmemoran 20 años del terremoto que sacudió principalmente la Ciudad de México la mañana del 19 de Septiembre de 1985. Se han hecho diferentes conmemoraciones de este evento trágico, que cambió sin duda la vida de muchos mexicanos, y que tuvo repercusiones a todos los niveles. Se habló mucho de los daños, y como sucede en estos casos, de lo que se pudo haber evitado; es decir, de lo que no se hizo, de lo que por negligencia de autoridades y ciudadanía se pudo haber evitado.

El terremoto evidenció la falta de calidad en la construcción de muchos edificios públicos y particulares que literalmente desaparecieron de la faz de la tierra al derrumbarse y sepultar entre sus escombros a miles de personas, de muchas de las cuales, todavía, 20 años después, no se sabe nada. Hoy se dice que es doloroso volver a abrir estas heridas que quedan en la población, que no hay necesidad de hacerlo, y que debemos dejarlo en el olvido.

Ciertamente, el terremoto también mostró una vez más que las personas en momentos de desgracia, nos volvemos más solidarios. DE todas partes la ayuda comenzó a llegar, y buena parte de la sociedad se ofreció para ayudar de diferentes formas a tratar de hacer más llevadera esta tragedia.

Con el cansancio reflejado en el rostro, el dolor y la impotencia, miles de personas se volcaron por varios días a la búsqueda de personas o de cadáveres para ayudar a las autoridades en esta tarea que siempre en estos casos, aún con la mejor disposición del mundo, estos fenómenos sobrepasan con mucho los recursos que se tengan para hacer frente a ellos.

Muchas de estas personas se entregaron sin medida a ayudar a los demás, y sin esperar nada a cambio hicieron lo que creyeron era un deber como personas: ayudar a quienes necesitan. A ellos y ellas, que contribuyeron en ese momento de tragedia, a quienes dieron lo mejor de sí para tender su mano a otros, a quienes en el anonimato buscaron contribuir a un mejor México, a hacer presentes la caridad y el amor desinteresado, les decimos hoy, 20 años después: Gracias. Que Dios los siga bendiciendo y les recompense su generosidad.

(Fotografía de Notimex, publicada en Internet hoy 19/09/05)

Fuente/Autor: Comité de Redacción – Guadalajara, Jal.

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