Editorial

UN AUTÉNTICO PADRE PARA LOS JÓVENES

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Estas palabras del Papa han quedado “tatuadas” en mí para siempre: “Con los brazos abiertos os llevo en el corazón”.

Leyendo la carta de Jesús García Sánchez-Colomer, publicada en su periódico electrónico en la edición de ayer, me siento identificada completamente. Con 23 años, que voy a cumplir, no he visto nada igual. Yo era una universitaria más en Cuatro Vientos, y también me di la caminata, también pasé aquel calor enorme, también tuve sed…, pero lo más importante es que volvería a pasar por eso. Aunque parezca paradójico, a nadie le faltaba de nada en Cuatro Vientos: el cariño, la alegría que se respiraba allí…, todo ello bastaba. Más aún, puedo afirmar que allí nadie se sentía sólo, no por el hecho de que estuvieran presentes físicamente miles de jóvenes, sino porque allí todos mirábamos en la misma dirección: la de ser fieles a Jesucristo.

Juan Pablo II es un santo, de eso no hay duda, pero, además, es un hombre que con 83 años bromeaba, aguantó horas en la Misa en Colón a pleno sol, improvisaba en sus discursos…y, además, es Padre, un Padre cercano, que dio varias vueltas por Cuatro Vientos para que sus hijos lo pudieran ver más cerca. Juan Pablo II es un Padre, que abraza a y une a todos sus hijos en ese amor a Jesucristo y a su Madre y, por último, un Padre que sabe despedirse como un progenitor: “Con los brazos abiertos os llevo en el corazón”. Estas palabras han quedado “tatuadas” en mí para siempre, y este fin de semana y los próximos que vengan, cuando me reúna en alguna fiesta con mis amigos, cuando vaya al cine o a un concierto, cuando haga algún viaje,… me seguiré acordando de ellas.

Fuente/Autor: Virginia Camacho González-Aurioles | Fuente: www.hispanidad.com