Señor, una vez más estamos juntos.
Juntos estamos Tú y yo, Tú y mis hermanos.
Tu vida ha penetrado en mi vida.
Mi historia es tan banal, tan vacía,tan mediocre.
Y ni siquiera tengo historia.
A veces, hasta me pregunto si mi vida tiene sentido.
Tanto vacío, tanta complicación, tanta infidelidad!
Pero cuando estoy contigo es como si el entusiasmo,
el ánimo, renacieran, revivieran.
Y hoy he visto con mis hermanos, con Pedro, Santiago y Juan,
tu semblante transfigurado, iluminado, resplandeciente.
Tú, Señor Jesús, Tú eres el Dios de toda luz.
Tú el Dios de toda claridad y belleza.
Es bueno estar a tu lado, es bueno convivir contigo.
Pero, mejor aún, Señor, mejor aún es tener la certeza de que estás conmigo en la vida, por tu gracia, por tu amor.
Es bueno estar seguro de que también mi rostro ha de ser un rostro transfigurado, iluminado, resplandeciente, en la medida en que Tú me vas transformando.
Libremente, alegremente, jubilosamente te suplico, que yo me vaya identificando cada vez más contigo, hasta el punto de poder decir con los apóstoles:
¡Qué bien estamos aquí, Señor!.
Fuente/Autor: Peruano y Latinos Unidos