“La Biblia se vuelve más y más bella en la medida en que uno la comprende.”

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EL PESEBRE
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Editorial

REFLEXIÓN DEL PADRE FRANCISCO PELLIZZARI

27 de enero de 2020

Durante el Cantamisa de Acción de Gracias del Padre Miguel Ángel Ramírez Lepe, el pasado Domingo 18 de Diciembre en Tamazulita, Jal.

Muy querido Miguel Ángel,

Te confieso que cuando estuve pensando en algo sensato para decirte en este espacio de hoy, me vinieron a la mente varias cosas y sobre todo varios momentos que compartimos en tierra de migración para ti y de misión para mi… nuestra querida parroquia de San José, California. Creo que la cosa mas importante que puedo decirte es esta: vive con Sabiduría, en sabiduría y en profundidad, deshaciéndote de todo lo que no es vida… todo lo otro son detalles! Sería bueno que hicieras de tu vida de religioso, de sacerdote un camino creíble para ti, ante todo y para los demás.

Tal vez podría resumir todo lo que quiero decirte en dos palabras, dos palabras que creo son la sola carta que podemos jugarnos como cristianos: contemplación y lucha! Esto te lo digo mirando ese camino recorrido hasta ahora en mi vida de religioso y sacerdote scalabriniano, tratando de tener (como decía el grande obispo argentino Angelelli, asesinado por su compromiso con la verdad por la dictadura militar, años atrás) “un oído en el pueblo, en la vida cuotidiana y otro al Evangelio de Jesús” que primero trazó el camino de una obra encubada y nacida en el infinito silencio de Dios.

Se mira siempre con cierta ternura, conmoción y comprensión a las primeras palabras de un nuevo sacerdote y se sonríe con cierta ironía por sus grandes ideales; se piensa: “la vida y la realidad, más adelante con los años, llegarán a atenuar, a reducir o a encuadrar”. Y esto muy a menudo es cierto: una cierta “sabiduría del vivir” con matices de equilibrio toma el corazón hasta de los mas temerarios y radicales, porque, es cierto, el ideal no paga y la contemplación no da resultados clamorosos, ni espectaculares.
Pero yo Micky, así me gusta llamarte, porque así te conocimos en la comunidad de la Santa Cruz, yo creo que sea necesario tener obstinadamente abierto el corazón y buscar de ver siempre lo que no se ve, de ver mas allá de lo que aparece, descubrir lo extraordinario de lo cotidiano; contemplar la vida y el misterio escondido en las personas; mantener la gracia del con-moverte frente al hermano solo, desamparado, sufriente, migrante; sentir siempre latir tu corazón cuando entras en la historia, en el misterio, en la vida de otra persona; las ganas de “ponerte de rodillas frente al mundo y pedirle por favor poderlo servir” (beato Scalabrini); porque el servicio verdadero es el camino preferencial de la santidad y de la sabiduría; en pocas palabras: no acostumbrarte nunca, nunca, al “oficio” del cura!

Tener las raíces en el grande silencio de Dios significa “beber en el propio pozo”, regresar siempre a las raíces de lo que somos y donde hemos encontrado a Dios, o mejor dicho, donde Dios nos ha encontrado a nosotros, donde están las raíces de nuestro llamado: y creo, no revelar ningún secreto, recordando cuales y cuando este encuentro ha sido para ti, EL ENCUENTRO…. En tierra de migración, como migrante te encontrabas trabajando como siempre mucho, en condiciones inhumanas y recibiendo un salario que variaba al antojo del que te había empleado, explotado como muchos migrantes en tierra extranjera. Tu también como dice Scalabrini “hijo de la miseria y del trabajo”, tratabas de hacer de tu sudor el bienestar tuyo y de tu familia. En ese sótano donde descansabas y recuperabas las fuerzas para otra noche de trabajo, te has encontrado con el que te ha llamado a la vida y a esta misión. Estas seguramente constituyen parte considerables de tus raíces y son la fuente donde regresar para beber y recargar tus sueños e ideales y tu vocación.
La parroquia es un momento, el seminario es un momento, la misión es un momento, tu misma familia, los amigos… son un momento, lindos, extraordinarios, pero siempre un momento. Nada es tan importante, creo, para un sacerdote cuanto el vivir hasta el fondo esta profunda y positiva soledad que se hace fecunda y se hace espacio de hospitalidad abierto para el Todo y para todos, en particular los que no tienen voz para hacerse escuchar, no porque son mudos, sino porque otros gritan más fuerte!

Frente a este silencio que encontramos las motivaciones profundas de nuestra lucha, (si quieres llamarlo con un termino mas aceptable, llámalo compromiso, misión, servicio radical….) Parece ser que estas palabras suenan disonantes en estos tiempos, no están de moda. Sin embargo creo, que justamente en estos años, cuando cayeron varias ideologías y muros, donde nos sentimos globalizados en una única vacía hermandad que se manifiesta, entre otros, en la construcción de otras muros y bardas, hablar de lucha tiene sentido, y hasta es necesario!

Aunque parezca que los ideales y sueños sean borrados de la historia y esta enfermedad parece haya contagiado hasta los ámbitos eclesiales, un religioso, un sacerdote continua siendo un testigo viviente de la Utopía del Reino, del ya y todavía no. Un sacerdote está llamado a ser profeta, siempre incomodo hasta cuando todos gritan paz, equilibrio y prosperidad, teniendo en cuenta siempre que su voz tiene la vocación de la soledad y del sufrimiento, de pocos aplausos, pero la fuerza de la verdad y de los valores por los cuales vale la pena vivir y enseñar a vivir.

Yo se Micky que estos son elementos que ya son parte de tu equipaje y que vas cargando con fatiga y cariño en tu mochila como el migrante. Se que en tu contemplación y en tu lucha te has encontrado con el Señor que te quiso para si y para los demás.

No estén tristes ustedes, queridos papas, si bien es cierto que han tenido y tendrán un hijo, el único hijo hombre, geográficamente lejos, es también cierto que ustedes fueron los que le enseñaron a Miguel Ángel desde pequeño, a amar, a ser humilde, a abrir su corazón, a aceptar y amar la voluntad de Dios con alegría, así como el SI de Maria en el evangelio que este IVdomingo de adviento nos propone. La alegría y la paz que sienten en su corazón, son el regalo que les da y les seguirá dando, por este regalo que han dado a la iglesia y a la congregación scalabriniana.

Para terminar, Micky, quisiera dejarte un consejo: trata de quedarte siempre como una persona normal y trata de no sentirte nunca demasiado cura!. No estés demasiado alto al punto que los hombres no te sientan parte de su vida, ni demasiado bajo al punto que no reconozcan en ti un testigo de Dios. Vive tu “misión” de hombre y pide a tus amigos, a las personas que Dios te pondrá como compañeros de camino, de decirte si, en un cierto momento de tu vida, no reconocerán más, al Micky que conocieron y que han querido.
Vive tu sueño, y si la realidad te parecerá demasiado estrecha para que quepa todo, quédate amarrado a él sin soltarlo, porque sin sueño, sin ideal ningún profeta puede ser tal.
Te dejo esta estola, regalo de una migrante panameña en el día de mi ordenación. Esta estola ha sido mi compañero de esperanza en los años de mi sacerdocio. La ponía únicamente en los momentos importantes, momentos en que necesitaba sentir el peso que carga el migrante para bajar nuevamente a vivir la realidad, momentos en que necesitaba sentirme cobijado por la amistad, el dolor y la historia de los que sufren con esperanza, momento en que necesitaba regresar a beber en el pozo de mi ser religioso, sacerdote scalabriniano… y cuando estarás celebrando en algun lugar de las queridas “pampas argentinas”, te encargo una oración para un amigo que te seguirá acompañando en tu vida.

Fuente/Autor: Padre Francisco Pellizzari, C.S.

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