… amo
un cierta luz,
una voz,
un perfume,
un alimento,
y un abrazo,
que son la luz, la voz, el perfume, el alimento y el abrazo del interior que hay en mí,
donde ilumina mi alma una luz que ningún lugar quede albergar,
donde suena una voz que el fluir de los siglos no puede llevarse,
donde se derrama un perfume que ningún viento puede dispersar,
donde se gusta un sabor que ninguna voracidad puede disminuir,
donde se establece una relación que ninguna saciedad puede romper.
Todo esto amo, cuando amo a mi Dios.