“La Biblia se vuelve más y más bella en la medida en que uno la comprende.”

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Editorial

MADRE NUESTRA…

27 de enero de 2020

Madre nuestra,
sí, ¡muy nuestra! Pues junto al Padre has sido agraciada con la hermosa dicha de compartir nuestra tutela.

Que estás en el cielo
y en la tierra y en los corazones de todos tus hijos, dedicándote en cuerpo y alma a tu oficio, el único que sabes hacer y, por cierto, ¡qué bien lo haces!: Ser madre de todos nosotros.

Que tu nombre,
a pesar de tener tantos y tan bellos apellidos, siga aclamado, querido y reconocido por el que más te gusta, por el que te sigue encendiendo todas las alarmas de tu corazón cada vez que un hijo tuyo se dirige a ti para llamarte Mamá, Mamacita, Madre.

Venga a nosotros tu pequeño gran reino,
ahí donde sigues guardando todos nuestros chismes, ahí donde te pasas las horas en vela
esperando a que alguno de tus hijos te abra sus puertas y de deje entrar.

Hágase tu voluntad,
la voluntad de una chica de apenas 15 años que, a pesar de su corta edad, de sus miedos, de su escasa experiencia, es capaz de decir Sí, adelante, sumergiéndose en los planes de Dios con los ojos cerrados y con el corazón bien abierto.

Danos hoy el pan de cada día
o, mejor dicho, enséñanos a administrarlo, a compartirlo, a estirarlo y a multiplicarlo como Tú hiciste tantísimas veces el hogar de Nazaret.

Perdona
las ocasiones en que no te correspondemos tu amor hacia nosotros, maternal, generoso, desinteresado y nuestro amor, dubitativo, a medias, suspicaz.
Tú que nos sigues repitiéndonos hasta la saciedad:“Haced lo que Él les diga”,enséñanos a confiar más en Él, que, si es capaz de convertir el agua en vino, de qué no será capaz cuando uno de sus hijos se encuentre en apuros.

No nos dejes caer en la tentación
de prescindir de ti, de “ir a nuestra bola” sin contar contigo, de quedarnos voluntariamente huérfanos de ti.

Y líbranos
de llenarnos la boca de bellas letanías sin antes reconocer a tus hijos, sobre todo a los más pequeños, a los más débiles, a los más necesitados… como nuestros hermanos.

Amén, “Hágase en mí según tu Palabra”.

Fuente/Autor: José María Escudero

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