Nos van conquistando los sucesivos imperios.
Nos arrancan las entrañas de la Madre Tierra.
Nos hacen esclavos o dependientes o subdesarrollados.
Y, a la postre, ¡resulta que somos nosotros los deudores!
De una deuda externa!, porque no la hemos hecho nosotros.
De una deuda eterna, porque no se pagará jamás.
Que ya hemos pagado, sin embargo, con creces, con hambre,
con miseria y con muerte prematura.
Que no la queremos pagar, porque es pecado mortal cobrarla y pagarla.
¿Cuándo nos pagarán el oro, la floresta, la sangre, la paz, el futuro,
que nos han arrancado?
Pagar la deuda externa es morir.
¡Y nosotros queremos vivir!
No matarás, no cobrarás deudas mortales.
Pagaremos, eso sí, todos juntos,
La única deuda, la del amor.
Y seremos una sola familia,
La hija humana de Dios.
Fuente/Autor: Pedro Casaldáliga