“La Biblia se vuelve más y más bella en la medida en que uno la comprende.”

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Editorial

HOMILÍA DEL PADRE ANTONIO TAPPARELLO

27 de enero de 2020

Busca en GALERÍAS DE FOTOS. Revivan con nosotros dos extraordinarios acontecimientos que vivimos en estos días: Convivencia de Formandos, dentro de los Festejos por los 25 Años de nuestra Presencia en México, y la Primera Profesión Religiosa de 8 JSF.

Publicamos la Homilía que el Padre Antonio Tapparello dio en la Celebración Litúrgica de la Primera Profesión Religiosa de 8 JSF, este Lunes 28 de Noviembre.

Estimados hermanos y hermanas, queridos novicios que dentro de unos minutos harán su Profesión Religiosa como Misioneros de San Carlos – Scalabrinianos.

Es el momento de salvación el que estamos viviendo ahora en la parroquia de San Juan Bautista de Purépero. La palabra de Dios que acaba de ser proclamada nos anuncia el proyecto salvador de Dios que se realiza en Cristo enviado por el Padre. Abraham, Pablo y los apóstoles fueron elegidos a participar del proyecto salvador de Dios. Abraham fue llamado a salir de su tierra y tornarse bendición para todas las razas de la tierra; Pablo proclama que Cristo es nuestra paz y que en él llegamos al Padre en un mismo Espíritu; los apóstoles son llamados a compartir lo poco que tienen “no tenemos aquí más que cinco panes y dos pescados”. Cuando Dios realiza sus proyectos, los hombres sentimos estremecimiento ante la exigencia de la misión. Ustedes expresan este sentimiento con las palabras de nuestro Fundador Beato Juan Bautista Scalabrini: “El mundo abierto a sus desvelos no tiene fronteras. Hagan de tal manera que Cristo sea conocido y amado por todos los migrantes”.

Por la entrega en la consagración religiosa, Dios no solo escoge, segrega y dedica a Sí mismo las personas de ustedes, sino que los compromete en su obra divina de congregar todos los pueblos en una familia donde migrantes, exiliados y desplazados se sientan en casa y lleguen al Padre en un mismo Espíritu. La consagración por los consejos evangélicos implica misión, esto es, salir para compartir el pan de nuestra pobreza.

Nuestro Fundador Beato Juan Bautista Scalabrini invitaba a sus sacerdotes a salir del templo para estar presentes entre los pobres y excluidos, porque “allá donde el pueblo trabaja y sufre, ahí debe estar la Iglesia, porque la Iglesia es madre, amiga, y defensora del pueblo y siempre tendrá una palabra de consuelo, una sonrisa, una bendición para todos”.

Con la Profesión Religiosa en la Congregación Scalabriniana ustedes se consagran a ser mensajeros de una “Iglesia madre, amiga y defensora” de los migrantes y de sus derechos. En el espíritu de Scalabrini, ustedes asumen la misión de construir estructuras de solidaridad para acompañar al migrante, de superar las actitudes de indiferencia y racismo, y de no ver al migrante como un extranjero o inferior, sino como una persona plena en dignidad y derechos.

Ustedes quisieron darle un sentido vivo a este ideal en el testimonio de un gran misionero Scalabriniano, el P. Pedro Corbellini – q.e.p.d. – con una frase suya en el separador que hoy van a distribuir: “En la superficie todos los seres humanos son diferentes según su tradición cultural, sin embargo, en lo profundo, son uno… Ser hermano significa aceptar el otro, diferente de mí, mas no inferior a mí”.

Queridos novicios, nuestra misión como Scalabrinianos es bien específica: anunciar el Evangelio a los migrantes, a quienes Scalabrini llamaba “los hijos de la pobreza y del trabajo”. Ustedes son llamados a vivir la consagración religiosa al servicio de los migrantes, partiendo y compartiendo con ellos el pan de vida y la paz de Cristo. Por los tres votos van renunciar a poseer, porque quieren imitar a Cristo en esa libertad alegre del desprendimiento, no sentirse apegados ni dueños de los bienes materiales, culturales y espirituales. Recuérdense que dejarlo todo es fácil, difícil es ser libres de todo.

En este año del Centenario de la muerte de Scalabrini, compartimos con la Iglesia universal el don de su vida y enseñanza, y alrededor de la mesa eucarística partimos el pan de la fraternidad universal. En el espíritu del Centenario celebramos también los 25 años de presencia de la Congregación en México, dando gracias a Dios por las muchas vocaciones que nos ha enviado y por el testimonio de varios religiosos que en estas tierras vivieron y viven la fidelidad al carisma Scalabriniano.

Queridos novicios, en nombre de la Congregación los felicito y agradezco a Dios por el don de sus vidas. Que donde vayan como misioneros en este tiempo de formación, vivan en plenitud la consagración religiosa al partir y al compartir el pan de la comunión y de la fraternidad universal.

Además, quiero externar mis agradecimientos a los Padres Maurizio y Antonio que los acompañaron durante este año de noviciado. Un agradecimiento al P. Luis que asume la misión de maestro de novicios. Gracias a todos por acompañarnos en este día de fiesta de la familia Scalabriniana. De modo especial, gracias a los sacerdotes de la parroquia y al buen pueblo de Purépero.
¡Que Dios los bendiga!

Fuente/Autor: La Redacción

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